Suscribete a
ABC Premium

LLUVIA ÁCIDA

El vestuario

Poli arrastró hasta las sillas del ring a personas que entonces intuían que ser alguien en la vida social madrileña incluía dejarse ver en los combates del Potro

David Gistau

HAY un hombre que suele demorarse en el vestuario. Supongo que está jubilado. Siempre se afeita en el gimnasio, con la toalla ceñida a la cintura, entre vapor. Improvisa charlas para los muchachos sobre los temas más variados. Ayer, sobre por qué los bebés se ... quedan dormidos después de meterlos en un baño de agua tibia. Otras veces, da consejos. Conoce tan bien a los boxeadores, que sabe cuál falta desde hace meses y pregunta por él. Sabe cuál agarró una licencia de taxi, o fue padre, o ha engordado, o se rompió una costilla, o es argentino, o se ha excedido con los tatuajes, o qué sé yo. Conoce todos los nombres, y parece habérselos aprendido sin levantarse de la banqueta del vestuario, sólo esperando, como si los acechara, a que los chicos pasaran por ahí.

Artículo solo para suscriptores

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comparte esta noticia por correo electrónico
Reporta un error en esta noticia