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La generación condenada de Tiananmen

Este domingo se cumplen 28 años de la masacre de estudiantes que pedían democracia en China, que el régimen silencia con la censura y persecución de los disidentes

EFE
Pablo M. Díez

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Casi tres décadas después, aún no se sabe el número exacto de muertos que hubo en la masacre de Tiananmen, con la que el régimen chino aplastó las multitudinarias protestas que tomaron el corazón de Pekín para pedir reformas democráticas en la primavera de 1989. Tras casi dos meses de pacífica acampada, el Ejército Popular de Liberación entró a tiros en la plaza de Tiananmen para desalojar a los manifestantes, en su mayoría universitarios, durante la madrugada del 3 al 4 de junio de hace justo 28 años. Con los soldados disparando sobre los estudiantes y estos lanzando cócteles «molotov» sobre sus tanques, por el centro de la ciudad se desató una desigual batalla que dejó cientos de muertos o, según algunas estimaciones, más de un millar.

Un grupo de familiares de las víctimas, conocido como las Madres de Tiananmen, ha cifrado en 202 el número de fallecidos por la represión militar, pero el régimen sigue imponiendo el silencio sobre tan traumático episodio. En un libro publicado en 2012, «Conversaciones con Chen Xitong», el alcalde de Pekín durante la revuelta – luego condenado por corrupción – calculó que unas 200 personas murieron cuando los tanques del Ejército desalojaron a tiros la plaza y persiguieron a los manifestantes por las avenidas colindantes, donde cayeron la mayoría de las víctimas. Pero, a tenor de un informe de la Cruz Roja de aquella época, se contabilizaron al menos 727 muertos , ya que la ciudad se rebeló contra los militares. Buena prueba de ello es la famosa foto del hombre frente al tanque, estremecedor icono de la lucha del individuo frente a la maquinaria de guerra de los totalitarismos.

Tras sofocar por la fuerza la revuelta, las autoridades continuaron la represión durante los meses posteriores persiguiendo a los manifestantes, muchos de los cuales fueron condenados a penas de muerte y cárcel o purgados en sus lugares de trabajo. Aunque el último preso que quedaba entre rejas desde entonces, Miao Deshun, fue liberado en octubre después de 27 años en la cárcel, Tiananmen dejó condenada a una generación entera . Se trata de los disidentes y activistas que, tras participar y sobrevivir a aquellas protestas, han seguido enfrentándose al régimen para pedir más libertad en China. Una lucha que ha llevado a muchos de ellos a la cárcel, al ostracismo social o al exilio. A ellos se suman los familiares de las víctimas, que estos días son confinados bajo arresto domiciliario y ni siquiera pueden ir a los cementerios para honrar a los seres queridos que perdieron bajo las balas.

A tenor de la ONG Defensores China de los Derechos Humanos (CHRD, en sus siglas en inglés), 23 participantes en las manifestaciones de 1989 siguen en prisión o bajo custodia policial por su activismo político tras Tiananmen. De los 17 que cumplen penas de cárcel, el más famoso es el premio Nobel de la Paz Liu Xiaobo, quien era profesor en la Universidad de Pekín en aquel entonces y ayudó a los estudiantes en sus protestas. Aunque Liu Xiaobo medió entre los manifestantes y las autoridades, según contó en una entrevista a ABC en 2007, fue condenado a 18 meses a la sombra y quedó marcado para siempre. «Padre» de la Carta 08 por la Democracia, en 2009 fue sentenciado a once años de prisión por intentar «subvertir los poderes del Estado» , el eufemismo habitual del régimen para perseguir a los disidentes. Su esposa, la poetisa Liu Xia, permanece confinada en su piso de Pekín y bajo vigilancia policial.

Además de Liu Xiaobo, otros destacados disidentes se pudren en las cárceles por sus ideas políticas mientras el resto del mundo guarda silencio y la sociedad china permanece adocenada por el crecimiento económico , la propaganda y la censura, que intenta borrar de la historia el trágico recuerdo de Tiananmen. Entre los presos más veteranos destacan el escritor Yang Tongyan, que cumple desde 2006 una condena de 12 años y ya se pasó otros década en la cárcel tras Tiananmen, y Liu Xianbin. Sentenciado en 2011 a diez años por impulsar el Partido de la Democracia China, en 1989 estuvo otros 30 meses en prisión.

Estudiante durante las protestas de Tiananmen, el disidente Chen Yunfei fue recientemente condenado a cuatro años de cárcel por intentar organizar un homenaje a sus víctimas . Peor suerte corre el monje budista Wu Zeheng, quien era uno de los líderes estudiantiles en 1989 y cumple desde hace cinco años cadena perpetua por reclamar libertada religiosa en China.

Otros disidentes que destacaron en aquellas protestas, como la periodista Gao Yu y el actual abogado de derechos humanos Pu Zhiqiang, también han sido condenados en los últimos años, pero el régimen los ha liberado y los mantiene bajo vigilancia. Como la persecución no cesa a pesar del tiempo transcurrido, el activista Chen Bing fue detenido en abril junto a tres personas y acusado de «incitar a la subversión» por producir un licor llamado «Ocho Alcohol Seis Cuatro», que en mandarín se pronuncia igual que la fatídica fecha de la matanza (89/6/4).

Como reincidentes, los veteranos manifestantes de Tiananmen son castigados con mayor dureza que el resto de disidentes, denuncian los grupos defensores de los derechos humanos. «Mientras el presidente Xi Jinping predica la apertura en el escenario internacional, su gobierno entierra la verdad sobre la masacre de Tiananmen a través del silencio , la negación y la persecución de aquellos que recuerdan la ocasión», critica en un comunicado Sophie Richardson, directora para China de Human Rights Watch (HRW).

Mientras tanto, las autoridades insisten en su discurso oficial en la estabilidad y el crecimiento económico que vive el país desde entonces para justificar el aplastamiento de la revuelta. Desde que Xi Jinping tomó el poder en 2012, la represión ha aumentado en China, donde la masacre de Tiananmen es ocultada en los medios oficiales para borrarla de la historia. Solo en la antigua colonia británica de Hong Kong, que fue devuelta a Pekín hace ya dos décadas, se celebrará este domingo una multitudinaria vigilia para recordar a las víctimas de Tiananmen.

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