¿Por qué están muriendo los científicos militares en Turquía?

Hasta aquí el suceso no pasaría de ser una más de las innumerables pequeñas tragedias de este tipo que suceden constantemente en todo el mundo. Pero un detalle llama la atención: Ugur trabajaba para una empresa de investigación militar turca, Aselsan . Y lo más inquietante: otros cinco de sus compañeros han muerto en extrañas circunstancias desde 2006.

El primero fue Hüseyin Basbilen, un experto en criptología de 31 años, que apareció en su coche con la garganta y las muñecas seccionadas. Tres de los cinco forenses que examinaron el cuerpo opinaron que probablemente se trataba de un asesinato. Seis meses después, en enero de 2007, el ingeniero Halim Ünsem Ünal, de 29 años, fue hallado con una bala en la cabeza disparada con una pistola perteneciente a su padre. Ocho días después, Evrim Yançeken, de 28 años, cayó desde la terraza de su domicilio familiar, en el sexto piso del edificio.

En octubre de ese año, el ingeniero informático Burhanettin Volkan cometió lo que parecía un suicidio con su arma reglamentaria mientras cumplía su servicio militar. Se había casado hacía poco más de un mes y había recibido tratamiento psicológico. En 2013, otro ingeniero, Hakan Öksüz, murió en un accidente de coche. Su muerte fue considerada también sospechosa porque ninguna de sus pertenencias personales (ni su carnet de identidad, su cartera o su móvil) fueron encontrados en el lugar del siniestro, según informa el diario «Hürriyet Daily News» .

En Turquía, donde las teorías de la conspiración son muy populares, son muchos quienes creen que alguien podría estar eliminando a estas personas por su vinculación con proyectos militares secretos, al estilo de los espectaculares asesinatos de científicos nucleares iraníes en los últimos años. A pesar de ello, la versión oficial es que todas las muertes fueron consideradas suicidos o accidentes. Pero algunos de sus familiares nunca lo han creído. Por ello, en 2012, el padre de Hüseyin Basbilen, Vehbi, escribió una carta dirigida personalmente al entonces primer ministro Recep Tayyip Erdogan , pidiéndole que investigase el asunto. Erdogan puso a su gente a trabajar en el caso.

En 2013, la Oficina del Primer Ministro emitió un informe en el que concluía que, efectivamente, podría tratarse de una conspiración. El documento, no obstante, guardaba una sorpresa: los peritos consultados aseguraban que los jóvenes científicos podrían haber sido inducidos a quitarse la vida mediante ataques telepáticos lanzados con el propósito de destruirles psicológicamente. El informe da una idea de lo enrarecida que ha llegado a estar la atmósfera en los círculos cercanos a Erdogan en determinados momentos. Pero, como diría Rudyard Kipling, esa es otra historia.