Las cuentas griegas salen de la UVI
A menos de dos meses de las elecciones europeas, Samaras necesitaba a toda costa una inyección de optimismo
enrique serbeto
Después de dos rescates, más de 250.000 millones de euros de ayudas y una cura de austeridad que ha arrasado su economía, Grecia puede dar algunas señales de que vuelve a la vida con su primera salida a los mercados, un examen simbólico que ... ha pasado con cierto éxito, teniendo en cuenta que se trataba de una operación muy calculada y cuyo resultado se conocía de antemano.
No se trataba solamente de recaudar los 3.000 millones en bonos a cinco años ni de que la demanda superase con mucho a la oferta. La vuelta de Grecia a las subastas, a dos meses de las elecciones europeas, es también un espaldarazo para el primer ministro Antonis Samaras , quien demuestra que tiene un cierto margen para manejar la economía griega fuera de la dictadura de la «Troika». que le impone condiciones para cada desembolso de la ayuda europea.
Después de haber logrado en 2013 un primer presupuesto excedentario (superávit primario, es decir, descontando el gasto en el servicio de la deuda), esperaba de los socios del euro un gesto en forma de reducción de la colosal deda pública que acumula el país, pero esa señal no se ha producido, aunque no faltan los expertos que sostienen que a la larga necesitará nueva quita.
Esa resurección de Grecia en los mercados tiene también un componente político. Minimiza los daños del Gobierno en las elecciones europeas, de las que se espera que emerja un sólido apoyo al populismo de izquierdas que encarna Alexis Tsipras . La idea de que el país ve un rayo de esperanza de nuevo puede ayudar a Samaras, que no se juega nada respecto a su estabilidad aritmética como Gobierno, pero sí puede perder legitimidad si el resultado es malo. Además de esta inyección de optimismo, la UE -y el FMI- van a desbloquear antes de finales de abril un nuevo paquete de ayudas de 6.300 millones de euros, al menos para garantizar que no habrá problemas de liquidez durante la campaña.
La dura realidad
Pero lo que no puede cambiar las elecciones ni Samaras ni Tsiprasr son los datos de la dura realidad. En los próximos dos años debe devolver unos 50.000 millones de euros de deuda, que no se sabe si podrá renegociar en condiciones sotenibles, teniendo en cuenta que la economía sigue muy delicada. Un país que debe el 170% de lo que produce y cuya actividad acumula cuatro años de recesión no puede hacer milagros para pagarla. La evidencia de que será necesaria una segunda quita y que los acreedores deberán aceptarla de buen grado se abre paso, a pesar de que Alemania y el resto del eurogrupo se nieguen en voz alta a aceptarlo.
Por el momento, Samara ha dicho que de los 1.500 millones de superávit primario solo dedicará dos tercios a reducir la deuda y que inyectará los quinientos millones restantes en ayudas a los sectores más desfavorecidos. Los expertos temen que, por desgracia, nunguno de los dos desembolsos tendrá efectos relevantes, ni sobre la reducción de la deuda ni sobre las penurias de una población fatigada por la crisis.
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