Netanyahu tendrá que abrirse al centro ante el auge del moderado Yair Lapid

El resultado de las elecciones ha dado a Netanyahu 31 de los 120 escaños del Parlamento (Kneset), mientras que el neófito en política y expresentador de televisión, Yair Lapid, del partido Yesh Atid (Hay Futuro), ha conseguido auparse al segundo puesto, con 19 escaños, un resultado que nadie esperaba tan solo cuarenta y ocho horas antes de los comicios.

Este nuevo panorama político, que demuestra que buena parte de la población israelí ha virado sorprendentemente hacia el centro-izquierda, deja a los analistas políticos israelíes haciendo todo tipo de cábalas sobre cómo se las apañará Netanyahu para formar la próxima coalición.

El debilitado Likud-Beitenu —la formación de Netanyahu y el exministro de Defensa Avigdor Lieberman— ha perdido influencia política y necesitará a los centristas de Lapid para formar gobierno. No parece muy claro cómo el moderado y laicista a ultranza Lapid encajaría con otros partidos ultranacionalistas como Casa Judía o partidos ultraortodoxos como Shas, en lo que probablemente sería una coalición abocada al fracaso.

Dadas las circunstancias, muchos creen que Netanyahu podría olvidarse de la extrema derecha y abrirse a un gobierno más centrista en el que tengan cabida, además del ya mencionado Lapid y su partido Hay Futuro, Tzipi Livni del partido HaTnuá (Movimiento), que ha conseguido 6 escaños y otros partidos religiosos moderados para llegar a los 60 escaños necesarios.

Otra cosa muy distinta será ver cómo aceptan una coalición del Likud-Beitenu y Yesh Atid otros partidos de derechas y extrema derecha que hasta el pasado martes han acompañado a Bibi Netanyahu en las labores de Gobierno. Durante los últimos meses el Likud se ha visto fagocitado por la extrema derecha de Moshe Feiglin, que aboga por construir el Tercer Templo en la explanada de las Mezquitas en Jerusalén.

Lapid, que se ha erigido estas elecciones en una estrella, representa en Israel la voz de la clase media, o al menos es lo que el experiodista ha proclamado durante la campaña electoral. El gancho principal de Lapid es su laicismo y su promesa de luchar para que los ultraortodoxos cumplan el servicio militar y trabajen, un tema complejo en Israel, ya que la clase media siente que carga con todo el peso de los impuestos y de la defensa del país.

La antigua estrella de televisión que se hizo popular con un programa informativo en uno de los principales canales, ha seguido los pasos de su padre Yosef «Tommy» Lapid, al saltar del periodismo a la política. Lapid junior, de 49 años, asegura defender los intereses de la vapuleada clase media israelí a la que promete ayudas económicas.

Lapid, que esta campaña apenas ha mencionado el conflicto con los palestinos, ha asegurado tras las elecciones que para pactar con Bibi, el Likud debe resucitar el moribundo proceso de paz con los palestinos.