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Johann Muehlegg logra su segundo oro para España en Salt Lake City

Johann Muehlegg

Johann Muehlegg ganó su segunda medalla de oro en estos Juegos Olímpicos de invierno -la de ayer fue en la prueba de persecución- y entró por la puerta grande en la historia del olimpismo español al ser el primer deportista en conseguir dos primeros puestos en los mismos Juegos. Si el sábado «Juanito» dominó como quiso la carrera de los 30 kilómetros, ayer volvió a hacer otra exhibición de su poderío físico, esta vez, en persecución, prueba que no se adapta tanto a sus características como las carreras de fondo.

Al margen de Muehlegg, el deporte español tiene otros dos bicampeones olímpicos, aunque en estos casos, en Juegos distintos. Son los regatistas Luis Doreste y Theresa Zabell, que ganaron el oro en la Clase 470. El primero en los Juegos de Los Angeles 84 y Barcelona 92 y la segunda en los de Barcelona 92 y Atlanta 96.

Muehlegg podría ser el sábado 23 el deportista español con más oro en unos Juegos Olímpicos si gana la carrera de los 50 kilómetros, para la que también parte en el grupo de los favoritos.

NEVADA QUE ENDURECE EL CIRCUITO

Muehlegg tenía ayer un miedo especial a la primera parte de la prueba, la de los diez kilómetros estilo clásico, que requieren una forma de esquiar mucho más técnica. Esto choca de lleno con Muehlegg, deportista que es todo fuerza. De echo, «Juanito» había declarado que se conformaba con perder 30 segundos como mucho en esta primera fase, tiempo que esperaba recuperar después en los otros diez kilómetros de estilo libre.

Además, el miedo escénico se apoderó de toda la expedición española cuando en la noche anterior a la carrera nevó con intensidad sobre el circuito de Soldier Hollow, lo que aumentaba la dificultad de la pista y el esfuerzo que habría que hacer en la carrera, dándole una mayor importancia todavía a la elección del material, tanto de los esquíes como de las ceras elegidas. Así, a las seis de la mañana, hora local, Sergio Favre y Stefano dei Cas, los miembros del equipo de Muehlegg, ya estaban en la pista para comprobar allí mismo el estado de la nieve. A esa hora, Muehlegg se levantaba en su apartamento para ir después a inspeccionar personalmente todas las decisiones de sus ayudantes.

Sin embargo, Muehlegg no estaba dispuesto a hacer ninguna concesión y comenzó mandando ya en la primera parte de la carrera. Al paso por el punto kilométrico 4,800 ya marchaba en primera posición y desde ahí y hasta la meta final no hizo más que aumentar sus diferencias respecto a sus más inmediatos seguidores. Al final de esta primera carrera, Muehlegg aventajó en 13 y 20 segundos a los noruegos Estil y Aukland, segundo y tercero, respectivamente, y en 32 a otro de los favoritos, el sueco Elofsson, quien volvió a defraudar también en esta carrera.

GOLPE PSICOLÓGICO

El golpe psicológico ya estaba dado. Frode Estil declaraba entonces que «va a ser imposible batir a Muehlegg». Y no se equivocó.

La segunda parte de la prueba, estilo libre, se adapta más a las características de «Juanito». También le favorecía el hecho de salir en solitario, evitando las salidas en masa que tanto le asustan. Por eso, desde ahí hasta el final, lo suyo fue una carrera contra el crono. Ni siquiera la caída que padeció a los pocos metros de la línea de salida le inquietó lo más mínimo. Todos los participantes comprendieron que el primer puesto estaba adjudicado ya y que la lucha del resto sólo era para la segunda plaza.

Conforme se pasaba por los controles en los distintos puntos kilométricos, la ventaja de Muehlegg iba en aumento. Así, marcó 29 segundos en el primer kilómetro; 40 segundos en el kilómetro 1,7; 41.9 en el 3,7; 50.5, a mitad de carrera; 59.4 (la máxima diferencia) en el 6,7; 49.4 en el 8,7, y 28.5 al final. Recorte de diferencias que se debió únicamente a la relajación final y al hecho de que se preocupase más en la última recta de buscar una bandera española, que la exhibió durante los últimos metros en los que se dejó llevar.

La lucha estaba por la segunda plaza. Los noruegos Estil y Alsgaard llegaron tan igualados que ni la «foto finish» resolvió la duda y les dieron a los dos la medalla de plata.

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