Las dos jornadas de la reboda de Mercedes Alaya

En realidad se «recasa» ya que lo que la megajuez celebrará hoy en la Basílica del Gran Poder y ante el Señor de Sevilla, no es más que una ceremonia de renovación de votos con su marido, el auditor Jorge Castro, con el que lleva ya treinta años y tiene cuatro hijos.

Ayer Alaya, hacía caso omiso a las críticas que le han llovido desde el PSOEpor poner una fianza de 29,5 millones de euros a la exministra y exconsejera de la Junta de Andalucía, Magdalena Alvarez, y se tomaba el día libre. No acudió a su despacho del juzgado de instrucción número seis de Sevilla y, aunque en ella es normal que a veces trabaje en casa, cuando quiere más tranquilidad para redactar sus autos, es de suponer que tendría otros preparativos además de los concienzudos escritos a los que nos tiene acostumbrados.

No es para menos si se tiene en cuenta que tiene previsto un festín a lo grande y que, al parecer, serán dos días de boda. Uno de etiqueta y otro más informal en plan campero. O lo que es lo mismo una arreglada y otra informal. Así, para hoy está preparada la ceremonia en la plaza de San Lorenzo ante el Señor de Sevilla y luego está prevista una celebración en el Palacio de los Condes de Lebrija que durará todo el día.

Pero mañana seguirá la fiesta con los que aguanten (ella está acostumbrada a largos interrogatorios hasta la madrugada) y se reactiva cuando llega la medianoche. Para el segundo día la pareja tiene también planificada una fiesta campera en un lugar que no han precisado en las invitaciones con la idea de evitar curiosos y que algunos sitúan en la sierra de Cazorla donde, al parecer, se está haciendo una casa. Dicen que en las invitaciones que ha mandado, y entre las que figuran solo un par de jueces además de otros amigos y familiares de la pareja, ha exigido chaqué a los caballeros y tocado, sombrero o pamela y traje de cóctel a las señoras. Eincluso, como detalle, ha puesto la dirección de su casa en el tarjetón (probablemente para que los invitados sepan dónde tienen que enviar los regalos).

Alaya, que está acostumbrada a guardar el secreto del sumario, hizo el mes pasado una escapada a Nueva York junto a su marido para ver unas colecciones de arte, pero no ha trascendido cual será el lugar que elija para celebrar su segunda «luna de miel» .

De hecho, no ha invitado a nadie de su juzgado y lleva en el más estricto secreto cuántos días se tomará libres o cuándo volverá aunque hay quien dice que ha dejado varios autos preparados para que se vayan notificando la próxima semana, como ha hecho en otras ocasiones, mientras ella se escapa con su maarido lejos de las concienzudas macro causas que tantos dolores de cabeza le han provocado (llegó a estar seis meses de baja por cefaleas).

La duda de la reboda de la juez Alaya, está no solo en el vestido sino en sí la novia, que suele comenzar los interrogatorios de los ERE con hora y media de retraso, en si será hoy puntual para renovar su alianza con el padre de sus hijos. O será capaz de hacer esperar al mismísimo Gran Poder. Cualquiera sabe.