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El vecino de Bronchales que quería volar Génova: ni empresario ni arruinado, un joven con problemas mentales

En este pueblo de la serranía turolense sus habitantes no dan crédito al suceso protagonizado por su paisano: «Ayer se repartió el butano, cogería dos bombonas, cargó su coche y en su delirio lo ha empotrado» contra la sede del PP

El vecino de Bronchales que quería volar Génova: ni empresario ni arruinado, un joven con problemas mentales imágenes en exclusiva de abc

érika montañés

En el Ayuntamiento y los bares de la pequeña localidad de Bronchales, de 427 habitantes, y a 53 kilómetros de Teruel, no hablan de otra cosa: Daniel Pérez Berlanga, un «parado» de larga duración (llevaba algo menos de dos años en situación de desempleo), soltero y de 37 años, copa este viernes 19 de diciembre todas las portadas de los periódicos digitales y la primera plana de los informativos.

Se habla de él en los primeros momentos como un «empresario» que ha confesado a la Policía tras ser detenido por empotrar su coche contra la sede del PP «estar arruinado y haberlo perdido todo», cuando en realidad en todos los corrillos de este pueblo de la serranía turolense no se tiene conocimiento de que «haya montado una empresa en su vida». De hecho, antes de quedarse sin empleo, trabajó en la vecina localidad de Cella, en la empresa Utisa, dedicada a la fabricación de moldes industriales.

El pasado mes de julio se presentó a una oferta pública de empleo en el Consistorio de este pequeño municipio para ser «vigilante informador de aprovechamiento micológico del término municipal de Bronchales». Quedó en quinto lugar .

Hijo de Teresa Berlanga, una empleada de una residencia de ancianos en Teruel y un pintor en el mismo pueblo de Bronchales, vivía recluido, con problemas mentales que condujeron a su ingreso en un centro psiquiátrico hace algún tiempo y había sufrido un brote psicótico posteriormente. En 1999, fue detenido por el hurto de un coche, así que el hecho de que esta mañana haya empotrado su propio vehículo, un Citröen Xantia oscuro, en el número 13 de la calle Génova de Madrid no es el primer antecedente con el que va a quedar fichado.

De acuerdo con las palabras del alcalde, Francisco Nacher Dobón (de Chunta Aragonesista), el municipio se halla «consternado» y «sorprendido» acerca de qué habrá llevado al joven a cometer esta fechoría, cuando «aparentemente ahora se encontraba bien». Añade que el conocido en el pueblo tiene nivel de estudios de EGB y que no se le conoce ningún activismo político, mucho menos radical, aunque su padre, Juan Pedro Pérez Dobón, fue regidor de Bronchales de 2003 a 2007 por el PSOE.

Se achacan al hombre, aunque en evidencia nadie lo sabe, coqueteos con las drogas y también, sobre todo, de relaciones sociales. Soltero, sin pareja, vivía todavía con sus padres pero según comentan desde el Consistorio dirigido por Francisco Nacher, «nunca ha tenido problemas de dinero», como él mismo se ha encargado de denunciar ante los agentes al ser conducido a dependencias policiales tras el suceso de esta mañana. Con su coche cargado con una sustancia inflamable (varios sacos de abono industrial de la marca Afos), gasolina, 15 kilos de amonal, una fiambrera con temporizador que estaba programada para 45 minutos después y dos bombonas de butano, su intención no era otra, en su delirio, que volar la sede central del partido que gobierna. «Si hubiera tenido a mano La Moncloa, seguramente lo hubiera llevado allí», alegan los reunidos en torno a esta noticia que se está proyectando por la televisión de Casa La Huerta, una de las viviendas rurales del pueblo.

En el mismo establecimiento, su propietaria comenta a ABC.es que ayer mismo se repartía el butano en el pueblo y que no cogió dos bombonas. No le extrañaría nada a esta mujer que cargase su coche y se dirigiese a Madrid, como otra «reacción enferma» de esta persona de una familia «muy querida y respetada en su pueblo» y sin problemas económicos «como se está diciendo». ¿Cómo estarán sus progenitores en estos momentos? La respuesta es, en todas las bocas, la misma: «Pensarán que es una más. Están desesperados con su hijo Daniel, aunque esta vez ha ido más allá».

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