Javier Ayuso: «El Rey volverá a la plena actividad en 2014»

El Rey ha pasado por el quirófano seis veces en los últimos dos años, una situación «complicada de gestionar». «En el mundo de la comunicación hay que ocupar los espacios y si eres responsable de una institución como la Casa del Rey y el Rey está en el hospital no es fácil llenar ese espacio», explicó en la charla mantenida con los alumnos del Máster ABC-UCM y recogida por Madrilánea.com . En este sentido, tras el último paso del Jefe de Estado por el «taller», se decidió llenar ese vacío con una actividad «frenética» del Príncipe de Asturias, que permitiera mejorar su imagen.

El estado de salud de Don Juan Carlos ha mejorado considerablemente y ya está preparado para volver al día a día, aunque no estará al cien por cien hasta 2014. Después de su primera toma de contacto con la actividad en el juramento de los nuevos vocales del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), Su Majestad volverá a la palestra para pronunciar su habitual Mensaje de Navidad. «Ya está preparado el primer borrador y en breve lo revisará el Gobierno», indica. Ayuso recordó que cualquier palabra que pronuncie el Rey tiene que estar refrendada por el Ejecutivo. Normalmente, son los miembros del Gobierno los que preparan sus discursos, pero el de Navidad «es el único que desarrolla íntegramente la Casa del Rey».

Javier Ayuso no se imaginaba nunca encargándose de la comunicación de la principal institución del Estado. Sin embargo, no lo dudó cuando recibió la llamada de Rafael Spottorno –jefe de la Casa del Rey– y le comentó que necesitaban «un experto de comunicación para paliar un problema». Días más tarde comenzaba en su nuevo puesto con la caída del Rey en Botsuana y su operación de cadera. Se enfrentó así a su primer reto al frente de la Casa del Rey, un problema que se consiguió frenar con once palabras puestas en boca de Don Juan Carlos: «Lo siento mucho. Me he equivocado y no volverá a ocurrir». La imagen del Monarca se había visto deteriorada, pero su disculpa frenó la tendencia y mejoró la opinión pública. Era la primera vez que un Rey pedía perdón.

Según las encuestas que maneja Ayuso, tanto la valoración del Rey como la del Príncipe son positivas. El Jefe de Estado cuenta con un 5,6 sobre 10 y el Príncipe de Asturias, un 6,6, notas muy superiores ambas a la de los políticos. En cuanto a la institución, la Monarquía se posiciona la cuarta mejor situada, tras la Guardia Civil, el Ejército y la Policía Nacional. «Es verdad que estamos en posición delicada, pero confío en que se asiente la situación y se supere la crisis», dijo.

La opinión pública sigue confiando en la Monarquía. La reputación ha mejorado y las encuestas expresan unas cifras de 62-38 a favor de esta Institución. «Hace tres años se manejaban números de 80-20, aunque también hemos pasado tramos de 55-45, pero siempre por delante la Monarquía».

La asignatura pendiente de Ayuso consiste en situar el trabajo de la Reina y de la Princesa lejos de la sección de Gente. «Hemos conseguido que las actividades del Rey y del Príncipe vayan siempre en las secciones de España o de Economía, pero aún siguen saliendo en las últimas páginas del periódico», sentencia.

Al frente de la Casa del Rey ha visto cómo ha cambiado el periodismo. No es el mismo que cuando él ejercía y cree que, «aunque sigue habiendo muy buenos periodistas, hay también demasiados que no cumplen con las leyes sagradas del periodismo». «Internet ha hecho mucho daño. El periodismo es tener una historia, contrastarla y escribirla bien, pero muchos se han olvidado de la segunda parte», comentó.

Fue miembro de la redacción de la Agencia EFE, así como de ABC y El País (en dos etapas), y también estuvo al frente de la dirección de Cinco días y de la revista Mercado. En 1997 optó por cambiar de frente y se hizo cargo de las relaciones institucionales de Argentaria, para después convertirse en director de Comunicación e Imagen de BBVA tras la fusión. Lamenta no haber podido disfrutar lo suficiente de la profesión, ya que se encontró con 29 años al frente de Cinco días. «Habría sido más bonito escribir más tiempo», reconoció.