Kirchner no se atreve a extender su «cruzada de las Malvinas» a BP

Con motivo del 30 aniversario de la guerra de las Malvinas, el Gobierno argentino logró calar en la sociedad, aún más hondo si cabe, el sentimiento de soberanía sobre el archipiélago del Atlántico Sur. El mensaje, en paralelo a un fuego cruzado verbal entre Buenos Aires y Londres, logró su objetivo sin que nadie orientara la retórica a la aparente incongruencia de hacer la vista gorda con las empresas del Reino Unido que operan en Argentina.

El difundido boicot a las compañías navieras británicas y la prohibición de amarre o escala de estas embarcaciones en las costas argentinas contó con el apoyo de los países del Mercosur (Brasil, Uruguay y Paraguay) y de Perú aunque, poco a poco, van abriendo la mano al tráfico de la Corona inglesa.

British Petroleum (BP) posee el 60% de Pan American Energy (PAE), la segunda productora de hidrocarburos de Argentina. El 40% restante está en manos de Bridas, el socio local que pertenece a la familia Bulgheroni. Se da la circunstancia de que PAN está a cargo del mayor yacimiento de petróleo de Argentina mientras Vaca Muerta no demuestre lo contrario. Se trata de Cerro Dragón, en la provincia de Chubut, donde explota la concesión hasta el año 2043, si no se la expropian antes.

BP, por si acaso, asegura que no participará de la explotación de crudo en la plataforma de las Malvinas. La expropiación de Repsol fue respondida en la City londinense con fuertes subidas en Bolsa de los operadores energéticos que están explorando las reservas en las Malvinas, ante el papel que esa producción podría jugar —hipotéticamente, por ahora— si YPF no recupera sus capacidades.

Hasta ahora, nadie en el Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner ha cuestionado las inversiones inglesas. No obstante, la presidenta no renuncia a su cíclico discurso antiimperialista y mantiene una tensión permanente con David Cameron que, a su vez, le saca partido político de puertas adentro. El proyecto de ley mediante el que se expropia de YPF únicamente a la petrolera española Repsol tendrá este miércoles, salvo sorpresa, luz verde en el pleno del Senado.

Mientras se desarrollan los debates, el Gobierno argentino seguirá recibiendo a las petroleras que se han puesto en fila —por deseo propio o invitación del Gobierno— para reemplazar a Repsol en YPF. En simultáneo, la compañía española que preside Antonio Brufau ha comenzado una campaña en los medios de comunicación para defenderse de las acusaciones de desinversión y «vaciamiento» de YPF que recibieron de Cristina Fernández de Kirchner y de sus ministros.

Con la garantía de una auditoría de Deloitte, aseguran en varios anuncios en la prensa escrita que en el 2009 invirtió 1.356 millones de dólares, un año más tarde 2.158 y el pasado ejercicio 3.255 millones. Asimismo, garantizan que, desde la entrada de Repsol en YPF en 1999, la suma total de inversiones asciende a más de 20.000 millones. En su descargo y apuntando a un agravio comparativo, Repsol observa que mientras ellos invirtieron en el 2010 la cifra de 2.158 millones, «la siguiente petrolera se quedó en 870 millones».

Por otra parte, BP anunció este martes una demanda en una corte federal estadounidense contra el grupo local Bridas, a raíz del fracaso en 2011 de una operación para venderle su participación del 60% en la argentina Pan American Energy (PAE).

«BP está buscando que una corte federal de EE.UU. confirme que el acuerdo de compra de participación de PAE y los acuerdos relacionados con Bridas eran válidos», declaró la empresa en un comunicado en Londres. En el marco de una cesión de activos motivada por el alto coste de la marea negra en el golfo de México, BP llegó a un acuerdo en noviembre de 2010 para venderle a Bridas el 60% que poseía en Pan American Energy por 7.000 millones de dólares.