Yuja Wang rinde homenaje a la película «Fantasía» de Disney en su nuevo disco

Wang, a la que muchos califican como la versión femenina de Lang Lang y que otros han puesto el foco de la polémica por sus minifaldas , recuerda que vio la cinta cuando apenas tenía ocho años. Cuenta que lo que más la sorprendió entonces fue «la imaginación que había en ella. Aquello me animó a dedicarme a la música —confiesa—. Por eso lleva este nombre el disco».

La pianista, que empezó a estudiar piano en su país y que después se trasladó a Estados Unidios para ingresar en el Curtis Institute de Filadelfia , una de las escuela de música más prestigiosas del mundo (en ella estudió tambien Lang Lang), sigue manteniendo intacta en su memoria aquella tarde. «Me acuerdo hasta de la habitación, y lo que había en ella», bromea.

Recuerda que la película original, la creada por el propio Disney en 1940, la vio con amigos. «Fueron ellos los que me dijeron que tenía que verla». Ahora, cuando interpreta la obra de Dukas, recupera «el aroma» de aquellos recuerdos infantiles.

Destaca del filme «los movimientos y los gestos de los dibujos, que hacen que la música se vuelva viva . La película de Disney está hecha de una manera muy artística, incluso la segunda parte, realizada en el año 2000». Wang se refiere también al tratamiento que se da de la música «desde un punto de vista abstracto. Es algo que, de hecho, utilizo en mis recitales a la hora de darles una estructura».

Además de incluir la pieza de «El aprendiz de brujo», su disco «Fantasia» incorpora otras 17 «miniaturas» . Todas ellas forman parte de las propinas o «bises» que Wang ha ofrecido a lo largo de su carrera. Unas miniaturas que van desde Rachmaninov a Domenico Scarlatti, Gluck, Schubert e incluso Albéniz . La pianista china, que estos días ha estado de gira por nuestro país, intenta romper con la idea convencional de que las propinas, un género en sí mismo, son tan solo momentos de lucimiento para los intérpretes. «Además de piezas virtuosas, a mí me gusta tocar también partituras muy íntimas e introspectivas, piezas dulces. Eso es lo que quiero compartir con el público al final del concierto».

Además del homenaje al clásico de Disney, Wang hace otro homenaje en este disco, en esta ocasión al pianista Vladimir Horowitz , del que interpreta algunos arreglos de piezas de Bizet y Saint-Saëns. Confiesa que lo que más admira de Horowitz es «su sonido reconocible. Es como cuando canta Adele, siempre sabes que es ella. Horowitz era un mago. Podríamos decir —añade— que este album también es un tributo a mis pianistas favoritos, como Rachmaninov, Horowitz o Cziffra».