Kiefer esculpe la venganza de Electra

«“Elektra” se compuso en un entorno histórico lleno de preguntas y dudas», explica Gerard Mortier, director artístico del Real. Una de las principales interrogantes en aquellos años, a las puertas de la I Guerra Mundial, era si «el arte comunica, y si puede salvar el mundo». Para el director belga, la obra de Strauss versa sobre «la incapacidad de los personajes para comunicarse entre sí». Es así como lo ha querido plasmar Anselm Kiefer, «creando un lugar completamente cerrado», en el que ha sido su debut operístico. El pintor y escultor alemán firma la «instalación» que ilustra esta producción, realizada por Klaus Michael Grüber y estrenada en Nápoles en 2003.

Para esta instalación, Kiefer, que a través de sus obras ha reflejado las grandes tragedias del siglo XX, se inspiró en un trabajo anterior, «Estudio de compuestos», un teatro al aire libre que construyó en un espacio industrial abandonado de la Provenza, donde las gradas son viejos contenedores de cemento ensamblados.

La escenografía, realizada en polilespan (corcho blanco), ha llegado a Madrid en diez camiones. Completan la instalación cuatro capas (dos para cada reparto) de escayola, esculpidas manualmente por el propio Kiefer.

Además de la espectacular instalación, hay que subrayar las grandes voces con las que cuenta el reparto, como la de Deborah Polaski, a la que ya hemos podido ver en el Real en «Jenufa», y que, según Mortier, es «la mejor Electra de los últimos quince años»; que se alternará en el papel con Christine Goerke (en la imagen), que debuta en el teatro madrileño y también en este personaje, «y que se convertirá en la Electra de los próximos quince», vaticinó el director belga. Mientras, Jane Henschel se ocupará de encarnar a su madre, Clytemnestra.

La producción cuenta además con el aliciente del debut operístico en España del director ruso, nacionalizado estadounidene, Semyon Bychkov, una de las grandes batutas internacionales que hasta el momento solo se había presentado en España en concierto. Para Bychkov, que ha alternado los ensayos en el Real —que comenzaron en julio— con los de la Filarmónica de Berlín, es la tercera vez que se pone al frente de una orquesta española —ha dirigido a la ONE y a la de Castilla y León—.

El maestro ruso no escatimó elogios sobre la formación titular del coliseo, «por su trabajo» y su implicación «emocional e intelectual» en una obra que representa una gran dificultad, «pues en ella hay que combinar el texto, la música, el teatro y la parte visual», y en la que tanto a los cantantes, como a las músicos y al director se les pide «un esfuerzo sobrehumano». Una partitura en la que Strauss «llevó la tonalidad a límites desconocidos, provocando una revolución». En el foso se situarán 110 profesores, «la plantilla original». «Tanto este título como los dos títulos siguientes, “Pelleas y Melissande” y “Lady Macbeth de Mtsensk”, han sido programados para convertir a la orquesta en el centro de la temporada», argumentó Mortier.