Defensores y detractores de las primarias, a cara de perro por el control del partido
La pugna llega al seno del Gobierno, y Valeriano Gómez se decanta en favor de un congreso extraordinario
PALOMA CERVILLA
El PSOE se ha convertido en una orquesta absolutamente desafinada en la que cada uno lee la partitura de una forma distinta con un único objetivo: el control del partido. Un gallinero en el que cada día se levantan más voces para tomar partido por ... una u otra forma de solucionar la crisis interna en la que se encuentran. Unos apuestan por el proceso de primarias y se sitúan en la línea oficial marcada por Zapatero. Otros se rebelan y apoyan la propuesta de Patxi López de convocar un Congreso Extraordinario, en un claro desafío a un secretario general que ha perdido el control del PSOE. Los menos, permanecen en una zona templada haciendo llamamientos a la calma para no «volvernos locos», como aseguró el presidente del Congreso, José Bono, que quiere que «los asuntos internos se resuelvan con la mayor rapidez».
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La rebelión interna tomó ayer cuerpo cuando emergió el líder de la misma, el lendakari Patxi López, el único barón que de momento queda con poder territorial después de las elecciones del pasado domingo. López dio un golpe de mano y enarboló la bandera del Congreso Extraordinario como instrumento idóneo para buscar un nuevo líder y un nuevo proyecto. Una opción que beneficia las aspiraciones de Alfredo Pérez Rubalcaba. Tras él, como un goteo incesante, han comenzado a posicionarse una amplia nómina de adeptos.
A favor del congreso
Junto a Patxi López, uno de los primeros fue el presidente de la Junta de Extremadura en funciones, Guillermo Fernández Vara, al asegurar que un congreso es «tan democrático» como la celebración de primarias». Los apoyos al presidente vasco también llegaron desde su propio gobierno, como es el caso del consejero de Interior, Rodolfo Ares, que reiteró que «el mejor camino» para determinar el sucesor es adelantar el congreso de esta formación política.
En el Gobierno también ha encontrado López algún tímido respaldo. El ministro de Presidencia, Ramón Jáuregui, no se pronuncia abiertamente sobre esta opción, pero reconoce que un congreso tiene la capacidad para resolver la elección de la candidatura y de la dirección política del partido, porque «lo puede todo».
López también ha encontrado el apoyo de veteranos dirigentes socialistas como los diputados Alfonso Guerra y José María Benegas. El primero aseguró que «la fuerza de las cosas» llevará a organizar el congreso. Por su parte, Benegas matizó su posición y expresó sus dudas sobre la idoneidad de convocar este congreso, pero lo que tiene claro es que las primarias no se deben llevar a cabo.
En la banda contraria de este ring político se encuentra la ministra de Defensa, Carme Chacón, que sólo en este terreno podría jugar con ventaja en su empeño por suceder a Zapatero. Las primarias representan la línea oficial, y a su rebufo se han colocado el vicesecretario general, José Blanco, que intenta como puede apagar el fuego que ha encendido López con su propuesta. Junto a Blanco también se ha posicionado el presidente en funciones de Castilla-La Mancha, José María Barreda, y Álvaro Cuesta.
En la zona templada se situó ayer la ministra de Sanidad, Leire Pajín, que lanzó un aviso a navegantes: «Los líos internos y los ruidos nos alejan de la gente». Y abogó por hacer el partido «más participativo».
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