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LA TRIBU

Jesús y Barrabás

Todos los candidatos parecer salvadores, como Jesús, y escapar de la crucifixión de la derrota, como Barrabás

ANTONIO G. BARBEITO

Entre la gente que admira las procesiones de Semana Santa, haciéndose ver, hay hombres y mujeres de la política que asisten como pueblo y no saben –eso creo— que forman parte de la imaginería popular, figuras de una pasión determinada, talladas en cursos acelerados de ... cómo mover las manos, cómo hablar, en qué términos, haciendo hincapié en qué cosas, cómo vestir en un mitin, en una entrevista en televisión, en un paseo entre la gente de una barriada o entre los puestos de un mercado… Figuras talladas para aprenderse de memoria los milagros de su programa electoral, para saber cuál de ellos relatar en según qué sitio. Figuras que unas veces se acercan —por sus maneras— al aire salvador de Jesús y otras, a Barrabás. Y no saben que el pueblo que está junto a ellos viendo pasar las figuras de la pasión, ya anda pensando qué dirá cuando el gobernador romano de las elecciones pregunte a quién quieren salvar y a quién crucificar. No saben, mientras ven pasar las procesiones, que quizá su sitio estaría más en son con su situación si subieran a los pasos o tronos y se colocaran entre las figuras. Pero, claro, a ver quién dice dónde, vestidos de qué, representando a quién.

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