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Culebrones otomanos: el destino de los sultanes turcos, en una telenovela

Un miembro de la antigua casa real otomana acepta el papel protagonista en una telenovela sobre su abuelo

Culebrones otomanos: el destino de los sultanes turcos, en una telenovela D.I.

DANIEL IRIARTE

“Últimamente se han emitido muchas producciones de baja calidad en la televisión turca que han retratado de una manera falsa a la familia real”, afirma Orhan Osmanoglu , cuyo apellido significa “hijo de la casa otomana”. “Es hora de que seamos más activos al mostrar nuestra historia”, asegura. Por ello, Orhan ha aceptado el papel de su propio abuelo, el príncipe Abdulkerim , en una telenovela que mostrará la vida de este personaje, exiliado en Beirut a la edad de 20 años y asesinado en un hotel de Nueva York una década después.

La “casa real otomana” ha sido un tema espinoso en la política turca contemporánea. En 1924 , el general Mustafá Kemal “Atatürk” abolió el califato y proclamó la moderna República de Turquía , en la que no había lugar para los sultanes. A los miembros varones de la familia real se les dio un día para abandonar el país. A las mujeres, una semana.

Esta situación fue fielmente descrita hace una década por la escritora Kenizé Mourad en su exitosa novela "De parte de la princesa muerta" , basada en la vida de su propia madre, la princesa Selma. El abuelo de ésta, el sultán Murad V, reinó por apenas 93 días antes de ser depuesto debido a una enfermedad mental, y su sucesor, su hermano Abdülhamit II, fue el último de los sultanes, derrocado por Atatürk.

12 perros en un apartamento de Manhattan

Y a partir de ahí, el exilio. Algunos miembros de la familia real se dirigieron a Europa o a Estados Unidos. Otros, a Líbano, a la India, a cualquier lugar donde se respetase su linaje. Tal vez la historia más representativa sea la de Ertugrul Osman , heredero a un trono que jamás ocupó. La caída del sultanato le pilló de estudiante en Europa, y a partir de los años 40 se instaló en EE.UU. Casado con la hija del también derrocado rey de Afganistán, en sus últimos años malvivía junto con sus doce perros en un pequeño apartamento de Manhattan por el que pagaba una renta de 350 dólares al mes.

En 1974, el gobierno turco otorgó una amnistía a los miembros de la casa real otomana . “Os agradezco la invitación, pero no necesito vuestra amnistía porque no hicimos nada malo”, declaró entonces Ertugrul. Se le concedió la ciudadanía turca en 1992, pero durante la mayor parte de su vida se negó a aceptar un pasaporte turco, hasta que el endurecimiento de los controles aéreos tras los atentados del 11-S le obligó a tragarse su orgullo y empezar a utilizar este documento.

Ertugrul, quien falleció en 2009 , admitió en sus últimos años que no esperaba un restablecimiento del sultanato, puesto que “la democracia funciona bien en Turquía”. Para las nuevas elites turcas, defensoras del legado de Atatürk, la casa real representaba el pasado, el atraso que pretendían dejar atrás. Por ello, durante décadas, el retrato oficial de los sultanes fue el de una dinastía decadente, incompetente, poco preocupada por el futuro del pueblo turco.

Boom de películas sobre el pasado otomano

Esta imagen no cambiaría del todo hasta la llegada al poder del Partido Justicia y Desarrollo (AKP) de Recep Tayyip Erdogán en 2002. Los islamistas moderados del AKP se sienten mucho más cómodos con el pasado otomano y la institución del califato, lo que se ha traducido en un ‘boom’ de series y películas sobre este tema durante la última década, como esta que ahora va a protagonizar Orhan.

Éste, sin embargo, no mantiene buenas relaciones con el resto de la casa real, según explican fuentes cercanas a esta familia. Orhan es percibido por muchos como un “showman”, alguien que está constantemente intentando llamar la atención. No ha gustado, por ejemplo, que haya cacareado que su proyecto de crear una Fundación de la Dinastía Otomana tenga como objetivo “ayudar a los miembros de la familia real con problemas financieros”, una situación que algunos se niegan a admitir.

Por ello, a la hora de rodar esta serie ha sido necesario el permiso del príncipe Harun Abdülkerim, el más viejo de los 24 “Sehzade” (un término que agrupa a los hijos y nietos del sultán) que quedan vivos. “El príncipe Harun es la figura más autorizada en la familia. Si él da su permiso, no puede haber una reacción por parte de otros parientes”, asegura Orhan, intentando zanjar el asunto de las rivalidades. Ya saben, ocurre hasta en las mejores familias.

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