El arquitecto de los famosos
Joaquín Torres disfruta, a los 41 años, de la cima de la arquitectura

Muchos le conocen el arquitecto de los famosos. «El arquitecto mediático», dicen. A él no le gusta que le llamen así, aunque tampoco le molesta. A sus 41 años, Joaquín Torres —«madrileño por convicción y gallego por pasión»— tiene las cosas más que claras. La arquitectura es su mundo, su vida «por encima de cualquier otra cosa». Inteligente, entrañable y extremadamente educado, atiende a ABC sin límite de tiempo.
Desde pequeño supo que iba a ser arquitecto y, desde entonces, ha vivido por y para ello. Su carrera se ha forjado poco a poco y la fama le ha llegado de manera gradual. Sí, ha hecho las casas de Alejandro Sanz, Elsa Pataky, Cristiano Ronaldo, Fernando Hierro o Raúl , pero también de muchísimas otras personas anónimas. «Al acabar la carrera en La Coruña, monté un bar junto a dos compañeros de estudios, entre los que se encontraba Rafael Llamazares, desde entonces mi socio y, sobre todo, mi amigo del alma —recuerda—. Funcionó bien a nivel de imagen y cuando Amancio Ortega conoció el lugar, me llamó para encargarme el diseño de una cadena de tiendas; después, el proyecto de su residencia de El Parrote».
Un hito en su carrera. Otro, la casa de sus padres en La Escorzonera, en Madrid. Espectacular y diferente, en ella se definían los rasgos de su arquitectura: moderna, innovadora, limpia y funcional. «Me sirvió como escaparate y supuso un gran éxito». Cuando la conoció Luis Cereceda, promotor inmobiliario, le llamó y le pidió que fuera el nuevo arquitecto de la urbanización de lujo La
Los rasgos de Torres son: modernidad, innovación, limpieza y funcionalidad
Finca, en Pozuelo de Alarcón (Madrid). «Pero que quede claro que no soy el único arquitecto de este lugar. Las primeras edificaciones son de Martín Caballero y, cuando llegué, ya se habían vendido más de la mitad. Quedaban 300 y me las encargó». Por aquel entonces tenía 32 años y ya había hecho las casas de numerosos famosos. Cada día le conocía más gente.
El mercado internacional
Sus diseños, inspirados en el arte y la escultura, hacen de sus obras auténticos objetos de deseo. Joaquín Torres se ha abierto al mercado internacional y su firma está presente en Dubai, los Emiratos Árabes Unidos, Santo Domingo, Vietnam, India o Rusia . «Detrás del arquitecto “mediático” hay un gran equipo de más de ochenta personas sin las cuales A-cero no funcionaría. Hay una obra muy consolidada que está ahí», continúa. «Si el asunto de los famosos vende, pues que venda. Estoy muy orgullosos de haber hecho sus casas. A mí la prensa me parece muy importante. Hay que normalizar la arquitectura y llegar a todo tipo de público».
Aparece Mercedes (su esposa, discreta y silenciosa, la mujer de su
Entiende la fama como una farsa y la imagen, como un error
vida, «mi equilibrio») junto a su hijo pequeño. «A mis hijos procuro quererles todos los días, sin importarme lo que sean. Sólo deseo que sean felices, buenos, que sepan tratar a la gente como se merece. Hay que educarles con el ejemplo» . Con su madre, a la que admira profundamente, habla todos los días. La fama para él es falsa y la imagen que tenemos de los demás, errónea, ya que al final todo somos iguales. «Pero hay personas excepcionales, a pesar de su celebridad, como Alejandro Sanz. Es único». Sobre Víctor Valdés, el portero del Barcelona y otro de sus clientes, asegura que es «muy respetuoso con el trabajo del arquitecto y del equipo. Es, sencillo y humano, muy por encima de muchos».
A Fernando Hierro , padrino de su boda, le adora por sus valores. De Ronaldo piensa que, a veces, la inexperiencia le hace malas jugadas y sobre Carlos Sanz cuenta maravillas. «Cuando participé en el programa “El Secreto”, de Antena 3, en el que conviví con ex toxicómanos y enfermos de sida, decidí donar una casa a un chico y pedí a mis amigos que colaboraran. La reacción de Carlos y de Reyes, su mujer, fue impresionante».
Lenguajes diferentes
Con Zinedine Zidane lo pasó peor. «Creo que fue más culpa mía: hablábamos lenguajes diferentes. Él pensaba que un arquitecto hace todo lo que le piden, y no es así. En su mundo no existía el “no” y lo pasé mal».
Menciono a Javier Bardem y Penélope Cruz y, aunque algo hermético, no puede negar que les está haciendo la casa: «Sólo puedo decir que Javier, que no tiene una imagen especialmente buena para los medios, es profundísimo, educado y amable. Se interesa tanto por el trabajo del arquitecto como por el del albañil o el carpintero. Es una gran persona».
Cree en la gente, admira a los que ayudan a los demás y piensa que el amor al prójimo es lo que a uno le hace realmente feliz. «Hay que intentar ver lo bueno de los otros, no lo malo. Le aseguro que eso funciona». La política es una de sus grandes decepciones y se siente totalmente urbanita. Tiene claro que las casas «son para vivirlas, no para enseñarlas», que deben de estar llenas de lo que a uno le gusta. Eso marca la diferencia. Aunque, en su caso, claro, es una pura contradicción. «Mi casa es mi tarjeta de visita» . No creo. Su tarjeta de visita es él mismo. Con su carácter, su personalidad. Cercano. Normal. Sin tonterías.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete