El juez de las escuchas de «Gürtel» cuestiona a Pedreira y a la Fiscalía

Emplaza al fiscal a que «desbloquee» el secreto en el TSJM si cree que perjudica a Garzón

NATI VILLANUEVA

19/11/2010
Actualizado a las 09:44h.

«Curiosa», «extravagante», «anómala», «peculiar»... No faltan adjetivos en el auto en el que el instructor de la causa abierta contra Baltasar Garzón en el Tribunal Supremo por las escuchas de «Gürtel», Alberto Jorge Barreiro, rechaza las pruebas solicitadas por el juez hoy suspendido de ... sus funciones. El magistrado cree que ya existen «claros indicios» de que Garzón pudo delinquir al intervinir las comunicaciones en prisión de tres imputados de la presunta trama de corrupción con sus abogados sin tener «ningún dato incriminatorio» contra ninguno de esos letrados, y «mucho menos contra los que hipotéticamente pudieran ser designados en un futuro y que quedaban afectados en potencia por la omniabarcante medida».

De esta forma, Barreiro rechaza las nuevas diligencias solicitadas por la defensa del juez al estimar que las «necesarias» ya están practicadas, y el resto, entre las que figura la declaración como testigo del instructor del TSJ de Madrid Antonio Pedreira, pueden practicarse, en su caso, en el juicio. Respecto a la petición de que se expida una certificación «de todas las sentencias» dictadas en los últimos cinco años en las que se hayan anulado resoluciones sobre el secreto de las comunicaciones, Barreiro la tilda de «curiosa y extravagante». «Si el instructor (él mismo) no ha entendido mal se trata de que la Secretaria de la Sala busque y seleccione la jurisprudencia que la parte necesita para aportar al caso, jurisprudencia que obra en cualquier base de datos jurisprudenciales (...)», señala.

«Cierta perplejidad»

Si la resolución del instructor es dura respecto a Garzón no lo es menos contra Pedreira y la propia Fiscalía, que al igual que en las otras dos causas abiertas contra el juez (memoria histórica y cobros en Nueva York) tampoco en esta acusa. Respecto al primero, y en relación con el mantenimiento por parte de Pedreira del secreto de la parte de la causa que afecta a las comunicaciones en prisión, Barreiro cuestiona una «serie de contingencias procesales que generan cierta perplejidad». Si los principales imputados conocen ya el contenido de las conversaciones interceptadas en prisión «lo razonable es pensar que el secreto sumarial tiene que haber perdido sustancialmente su eficacia».

Barreiro señala que ha dirigido varios oficios a Pedreira solicitando información sobre qué diligencias se hallaban secretas y cuál era su previsión en orden al mantenimiento de la medida (del secreto), pues las intervenciones fueron ordenadas hace ya «un año y casi siete meses». A día de hoy, insiste, prosigue vigente el secreto sumarial para las restantes partes procesales. E insiste: «No así para los tres principales imputados, dándose la paradójica circusntancia de que estos sí conocen las actuaciones declaradas secretas y las ignoran en cambio las restantes partes del proceso, al mismo tiempo que se genera una situación de bloqueo en esta causa, al no poder acceder a esa documentación sumarial el aquí querellado».

El magistrado aprovecha el argumento para responder a la Fiscalía, que apuntó la posible indefensión que puede causar a Garzón el hecho de dar por finalizada la instruccción de las «escuchas» mientras perdure el secreto de la parte que se refiere a las mismas en el TSJM. «Este instructor no ha podido hacer más que lo que ha hecho por conseguir la publicidad procesal de las conflictivas conversaciones, dado que carece de competencia para alterar el secreto de las diligencias comprendidas en un proceso ajeno al que instruye». Sí parece, en cambio, que el Ministerio Fiscal, que interviene en ambos procesos en su condición de parte oficial e imparcial y que conoce en sus partes públicas y secretas, tiene la posibilidad de interesar el desbloqueo de la situación, solicitando la aplicación de los parámetros de proporcionalidad que marca el TC sobre el secreto sumarial».