BALONCESTO
Nuria Martínez: «A Ricky le diría que en Minnesota no se vive tan mal»
En la NBA femenina el juego es muy diferente y apenas está gozando de minutos, algo a lo que no está acostumbrada
EMILIO V. ESCUDERO
Nuria Martínez es la única jugadora española que ha emigrado este año para jugar en la NBA femenina. Su camino en las Minnesota Lynx no está siendo un camino de rosas, pero ella, optimista por naturaleza, trata de extraer las cosas positivas de su aventura ... americana.
Aunque no está entrando en los planes de su entrenadora, Nuria Martínez está contenta. Basta con mirarle a los ojos para saberlo. No hace falta mediar palabra. Su sonrisa le delata. El aterrizaje en Minnesota ha sido sencillo. La ciudad ayuda y las compañeras también. «Lo primero que me pregunta la gente es por Ricky Rubio ‘Dile a Ricky esto o dile a Ricky lo otro… háblale bien de Minnesota…’ (risas). Si le viera, le diría que es una buena ciudad para vivir, aunque en invierno tiene que hacer un frío…», reconoce la catalana, que se ha adaptado perfectamente al estilo de vida americano. «Hace frío, incluso ahora que estamos casi en julio. Yo me he acoplado bien. Nosotras vivimos un poco en las afueras y la vida que hacemos es lejos del centro. Estamos en el pabellón entrenando, en casa o en un centro comercial que tenemos cerca, uno de los más grandes de América, y, cuando tenemos tiempo, hacemos un poco de turismo».
Aunque lleva muchos años fuera de casa, Nuria sigue echando de menos la comida de siempre, un sentimiento que la dieta americana se encarga de exacerbar. «Lo peor es la comida (risas). ¡Qué fácil respuesta! Echo de menos la comida mediterránea y eso que aquí cocinamos un poco nosotras, pero aún así es difícil no coger algún kilito de más», señala.
Las cosas en el apartado deportivo no le están yendo tan bien como esperaba. El tipo de juego es muy diferente y apenas está gozando de minutos en la cancha, algo a lo que no está acostumbrada y que le tienen un poco disgustada. «El mayor cambio respecto a Europa es el físico. Las jugadoras aquí son mucho más potentes, mucho más fuertes, es un baloncesto mucho más rápido, sin mucha táctica. Muchas veces es llegar y tirar. En ese sentido, se parece bastante a la NBA de chicos. Es juego rápido y a correr. Es algo que a mí me gusta, me va bien, pero no estoy disfrutando de muchos minutos, porque hay jugadoras como Lindsay Whalen o Candice Wiggins, dos referentes en la liga, por delante de mí. Y más aún, teniendo una entrenadora que sólo utiliza siete jugadoras en la rotación. Así es muy difícil tener oportunidades», se lamenta. Aún así, «la experiencia está siendo muy buena. Estamos entrenando mucho, estoy aprendiendo cosas, el ritmo de juego es diferente… todo es diferente en realidad, pero está siendo muy positivo para mí».
Es la segunda vez que viene a jugar la liga americana, aunque hace cinco años apenas jugó un par de minutos antes de regresar a España para enrolarse en la selección. «Ésta es la aventura americana de verdad. Hace cinco años apenas vine para unos ‘training camps’ y estaba más centrada en la selección, pero ahora sí que estoy disfrutando de verdad de todo lo que significa jugar en la WNBA», señala la jugadora catalana justo después de haber jugado en el Madison Square Garden, una de las canchas míticas del baloncesto norteamericano.
Estas experiencias se las llevará para siempre en el corazón cuando regrese dentro de unas semanas a España, para preparar el Mundial con la selección. Allí se reencontrará con un viejo conocido en el banquillo, José Ignacio Hernández, el técnico que la encumbró hace unos años en el Perfumerías Salamanca. «Estoy muy contenta y tengo muchas ganas de volver a jugar para él. Con él tengo muy buen feeling, como entrenador me gusta mucho. Veremos a ver si con la selección podemos dar un paso adelante y seguir aportando algo. Nos queda dar un paso adelante en una gran competición. Tenemos un grupo asequible. Brasil lleva ya unos años que está a nuestro nivel y creo que podemos ser un buen rival y porqué no, pasar a la segunda fase con un buen margen. Luego ya trataremos de lograr un buen cruce en la segunda fase para tener más cerca las semifinales».
No le ruboriza reconocer que «los años que más disfruté fueron los de Salamanca, cuando el pabellón estaba repleto de gente, vibrando… esos fueron mis mejores años de baloncesto sin duda», justo ahora que ha fichado por el Ros Casares, el gran rival de las salmantinas en el panorama nacional. «El Ros ha cambiado mucho, pero siempre están pensando en la Euroliga, en ganar la liga, la copa y todo lo que se ponga por delante. Yo estoy igual. Tengo ganas de disfrutar una Final Four, y ese será uno de mis objetivos. Y volver a la liga española con mucha ilusión, que ya era hora después de cuatro años fuera».
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