Suscribete a
ABC Premium

La maldición de Katyn

Katyn era ya un nombre grabado a sangre y fuego en la historia de la gran nación polaca, pero el accidente lo tatuará en la piel de los polacos

Katyn era ya un nombre grabado a sangre y fuego en la historia de la gran nación polaca, pero el accidente lo tatuará en la piel de los polacos durante generaciones, uniendo la barbarie estalinista a la fatalidad de un accidente.

Entre el 3 de ... abril y el 19 de mayo de 1940, cuando la Unión Soviética estaba aliada con la Alemania nazi, el comisario de la Seguridad del Estado Lavrenti Beria ordenó la meticulosa ejecución de 22.000 prisioneros polacos. Como es evidente, esta barbarie ha envenenado las relaciones entre Rusia y Polonia hasta nuestros días. Durante décadas la propaganda soviética intentó adjudicar toda la responsabilidad de este crimen a los nazis, pero en 1990, finalizando su mandato, Mijail Gorbachov reconoció que la responsabilidad había sido íntegramente soviética. Por desgracia, este tipo de barbarie no puede superarse con la mera admisión de culpa. La herida era demasiado profunda. El pasado miércoles se intentó, una vez más, pasar página. Los primeros ministros de ambos países se reunieron en Katyn para recordar a las víctimas. Pero el presidente Kaczynski no estaba dispuesto a aceptar la mano tendida que le ofrecía Putin. Su viaje ayer era una forma de intentar rendir homenaje a las víctimas manteniendo la distancia de los rusos. Y en especial de Putin, con quien Kaczynski se había enfrentado repetidamente.

Artículo solo para suscriptores

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comparte esta noticia por correo electrónico
Reporta un error en esta noticia