Tensión entre Obama e Israel

La solución de dos Estados que proponen Washington Unidos y la Unión Europea presupone que deben contribuir a construirla tanto Israel como los palestinos, y también todos los países de la región. Los posibles errores de Israel no convierten a los demás actores del conflicto en amables y sinceros cooperadores de los intereses de Occidente. Es más, está por ver si ese aislamiento diplomático al que Washington quiere enviar a los israelíes servirá realmente para alentar a la otra parte a negociar o si, al revés, estimulará a los sectores que no desean, en absoluto, ningún tipo de solución pacífica, desde el régimen teocrático iraní, sus marionetas de Hizbolá o los radicales de Hamas. Si fuera realista creer que los palestinos están preparados para retomar las negociaciones con Israel en estos momentos, quizás entonces estaría justificada esa política norteamericana, sobre todo si se aplicase con la misma energía en el caso de los árabes. Sin embargo, en las actuales circunstancias esta iniciativa representa probablemente una opción contraproducente.

La solución del conflicto que enfrenta a palestinos e israelíes es tan deseable como difícil, sobre todo mientras prevalezcan los que se empeñan en su apuesta por la violencia. En estos momentos, Washington debería saber que la principal amenaza para la paz no son los asentamientos judíos, sino la determinación de Irán en sus planes de dotarse de armamento nuclear. Un régimen iraní en crisis de legitimidad y camino de construir misiles nucleares es una amenaza de dimensiones incalculables para Occidente, e Israel sigue siendo nuestro único aliado fiable en la zona.