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Copenhague duerme el sueño de los justos

La esperada Cumbre del Clima, celebrada durante las dos últimas semanas en Copenhague, quedó clausurada ayer con un atronador fracaso como único resultado tangible. Ha sido imposible elaborar un documento heredero del Protocolo de Kioto que permita reducir las emisiones de CO2 a la atmósfera; también ha sido imposible lograr la unanimidad para absolutamente ninguna iniciativa de peso. Copenhague, sobre cuya cita se generaron unas expectativas irreales, ha sido un fiasco. Lo único que Naciones Unidas ha sacado en claro es diluir en el tiempo la obtención de compromisos efectivos para lograr sus objetivos. Lo intentará en México a finales de 2010. Sólo salió adelante un documento muy genérico sobre el cambio climático, que no es vinculante y que, pese a su inanidad, tampoco fue unánime. El acuerdo de mínimos alcanzado por Estados Unidos con otros 28 países, entre ellos China e India, no quiso ser rubricado por países como Venezuela, Cuba, Nicaragua, Bolivia o Sudán. Al final, una dura madrugada de negociaciones para intentar «in extremis» algo, lo que fuera, sólo sirvió para que el intento quedara en un sueño (en la imagen, varios delegados, agotados). -Sociedad

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