Michael Jackson recibe sepultura rodeado de familiares y amigos

La familia de Michael llegó al cementerio en 31 coches de color negro formando una comitiva escoltada por policías. En el último de los vehículos se encontraba el ataúd del cantante. Su llegada se produjo con más de una hora de retraso, a pesar de que la residencia familiar se encuentra a escasos 30 kilómetros del camposanto donde reposarán los restos de Jacko. Más de media hora antes había hecho acto de presencia Joe Jackson, padre de Michael y principal precursor del éxito musical de su hijo menor.

En las primeras filas tomaron asiento los padres de Michael, Joe y Katherine; junto con los hijos del cantante: Prince Michael, Paris Michael y Prince Michael II. La organización preparó 250 asientos para los invitados y otros 435, alejados de la zona reservada a la familia y amigos, para periodistas y técnicos.

Por expreso deseo de la familia, al entierro solo acudieron familiares y amigos cercanos del artista. Entre los que llegaron con más prontitud se encontraron Macaulay Culkin y Elizabeth Taylor , ambos muy unidos al cantante. Otros invitados confirmados fueron Diana Ross, Corey Feldman, Brooke Shields, Steve Wonder o la que fue primera mujer del cantante, Lisa Marie Presley. Entre las invitadas no confirmadas se contaban algunos como la segunda mujer de Michael, Debbie Rowe , quien en las últimas semanas ha intensificado su relación con la familia Jackson y que, tras la muerte del artista y la concesión de la custodia de los hijos de Michael a su madre, podrá visitar a sus hijos de manera supervisada.

Durante la ceremonia se pudo escuchar de fondo un piano del que eran arrancadas con delicadeza notas de varios clásicos de Michael, entre los que cobró especial emotividad «I'll be there» . La cantante de soul Gladys Knight fue la escogida para actuar durante el sepelio por su cercanía con la familia, ya que conocía a Michael desde que este era un niño.

Tras el entierro, la familia, acompañada por unas 150 personas, acudirá al convite organizado para los asistentes en el restaurante italiano Villa Sorriso, en Pasadena, a unos 12 kilómetros del cementerio. El acto ha sido considerado como una «celebración de la vida» del «rey del pop».

La invitación al sepelio, de unas siete páginas de longitud, contenía emotivas frases que recordaban lo que Michael significó para el mundo: «Lo amamos, bailamos con él [...], pero en un día como hoy, lo celebraremos».

La decisión del lugar en el que sería enterrado Michael fue motivo de controversia, ya que se especuló con que el artista sería inhumado en Neverland; pero fue su madre, Katherine, la que en último lugar tomó la decisión de enterrar a Michael en este cementerio, más cercano a la residencia familiar; y no en la lejana Neverland. Dentro del cementerio, el lugar en el que descansará Michael Jackson es la exclusiva Terraza Sagrada del Gran Mausoleo, un área de acceso restringido que mantendrá su tumba protegida de curiosos, fanáticos y saqueadores.

Después del entierro, lo más cerca que los fans podrán estar de los restos de Jackson será frente a la parte del mausoleo donde se puede ver una ventana decorada con una reproducción de «La última cena» de Leonardo Da Vinci. El cementerio ofrece visitas guiadas diarias a esta parte del Mausoleo, aunque el acceso al resto de sus zonas está restringido. Lisa Burk, quien blogea sobre los lugares donde están enterradas algunas celebridades en su web www.gravehunting.com, ha afirmado que si lo que buscaba la familia Jackson era privacidad, ese es el lugar acertado.

El cementerio ha permaneció cerrado durante toda la jornada bajo fuertes medidas de seguridad de la policía, lo que ha convertido el área en un fortín inaccesible para prensa y seguidores del artista que evitaron concentrarse en los alrededores para seguir el evento por televisión.

El autor de «Thriller» murió repentinamente el pasado 25 de junio por una «una intoxicación aguda de propofol inyectado por otra persona», según se estableció tras la autopsia, por lo que los forenses determinaron que se trató de un «homicidio». El propofol, un potente anestésico de uso hospitalario, le fue administrado junto con otros calmantes por el que era su médico personal, Conrad Murray, aunque las autoridades aún no han presentado cargos en su contra.