Fidel Castro descalifica a la OEA y su informe sobre derechos humanos
La verborrea de Fidel Castro, que antaño se traducía en discursos de hasta siete horas de duración, tiene ahora salida en las reflexiones que prodiga en internet. En sus dos artículos más recientes, el líder cubano arremete contra la Organización de Estados Americanos, (OEA) y ... contra el Gobierno estadounidense.
«Otra vez la podrida OEA», se titula el comentario en que Castro califica de «basura pura» el informe de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), donde se denuncia una «transgresión permanente» de las libertades en la isla caribeña». «(...) el acuerdo contra Cuba. Basura pura. Se dedica a la chismografía contrarrevolucionaria. Es largo, al estilo de los del Departamento de Estado, paradigma político y jefe de la OEA. ¡Con cuánta razón Roa la llamó Ministerio de Colonias yanki!», dice el dictador.
Castro acusa a la OEA de no haber condenado «jamás» al Gobierno estadounidense, «ni siquiera los genocidios de George Bush, o las torturas de la base de Guantánamo».
El dirigente comunista escribe que su país y la OEA parten de «posiciones diferentes» sobre los derechos humanos. Expulsada Cuba de la organización en 1962, «la OEA, -señala- debiera saber que no formamos parte de ella, ni compartimos su catecismo».
Respecto a la libertad de expresión, «debemos recordarle que en nuestro país no se reconoce la propiedad privada sobre los medios de comunicación. Fueron siempre ellos, los propietarios de éstos, los que determinaron qué se escribía y quiénes escribían, qué se transmitía o no, qué se exhibía o no». Con descarado cinismo, pues en Cuba el régimen limita o impide al acceso de la población a Internet, Castro asegura que «son evidentes los esfuerzos que realiza el Pentágono para monopolizar la información y las redes de internet. A nuestro propio país se le bloquea el acceso a esas fuentes».
Ejemplo de colaboración
Castro dedica unas líneas a elogiar al ex presidente Jimmy Carter y situar su mandato (1977-1981) como ejemplo de colaboración entre ambos, pues el demócrata «trató de rectificar la pérfida historia de EE.UU. con Cuba». Fidel coincide con Carter en que el fin del embargo comercial estadounidense sobre Cuba «depende también de los dirigentes cubanos».
Tan solo unos días antes, Fidel Castro había acusado de «mentiroso» al Departamento de Estado, sobre el que «existen suficientes elementos de juicio para sepultarlo con sus propias mentiras». La cancillería estadounidense había incluido a Cuba entre los países patrocinadores del terrorismo.
Por su lado, el Gobierno «amigo» de Venezuela rechazó «categóricamente» el informe de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, que también incluye al país del Orinoco, junto a Colombia y Haití, entre las naciones iberoamericanas que deben mejorar la defensa y el cumplimiento de los derechos humanos.
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