Los temores del PNV

Tan bien le iban las cosas al PNV que ni siquiera siguió necesitando la distensión de Imaz ¿Recuerda alguien las apuestas escatológicas de Egibar y Arzalluz? Anasagasti se ha pasado al pasotismo. Nadie, sin riesgo de exageración, se atreve a identificar nacionalismo y totalitarismo. Con los votos socialistas salieron adelante los presupuestos de Ibarretxe y con los del PNV los últimos de Zapatero.

Así andaban las cosas cuando, de pronto, Patxi López comenzó a alardear de un posible éxito electoral. Según él podría llevarse una buena parte de los votos del PP mientras ETA no tendría que verse obligada a apoyar la investidura de Ibarretxe simplemente porque sus seguidores no podrían contar con una representación parlamentaria... Hablaron las urnas y pudo comprobarse que Patxi no iba descaminado: con 25 de los 75 escaños iba a formar gobierno y, a partir de ahí, tendría una situación privilegiada para enredar.

Más allá de las obligadas llamadas al soberanismo y al espíritu de Lizarra, el PNV teme, en este Aberri Eguna, que López no sea un simple delegado del aparato españolista, dispuesto a reducir las conquistas nacionalistas, sino la punta de lanza de la estrategia de Eguiguren y Otegi con vistas a una independencia discreta en la que no debería haber vencedores y vencidos.Ni protagonismo del PNV.