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ANTIUTOPÍAS

Milei, el conductor

La moralización extrema de la política acaba en un maniqueísmo acrítico, enemigo de la pluralidad

La lógica cultural del dadaísmo tardío

Las elecciones panameñas y la evasión

Carlos Granés

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¿A qué vino Milei a Madrid? No a estrechar lazos bilaterales con España, desde luego, y seguramente tampoco a levantar inversiones para su país, por mucho que se hubiera reunido con empresarios. Vino a promocionarse a sí mismo, como hacen los 'youtubers' e ' ... influencers', y a lanzar una cruzada moral llamada a separar a los buenos de los malos. Aunque Milei salpica sus discursos con tecnicismos económicos, cada vez que se dirige a una audiencia acaba hablando de vicios y virtudes, de problemas morales, de los enemigos de la humanidad. Más que de tecnócrata o de político liberal, Milei tiene alma de iluminado. Cree ser un salvador, un purificador de la vida pública, un conductor que llevará a su patria a la tierra prometida, como si se tratara de un Moisés argentino.

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