en clave de tron
A por los columnistas
Quizás, el «comisario» de medios pida a los anunciantes que Camacho, Herrera, Cuartango o yo no firmemos en ABC
En días... el escándalo de los ERE
De la mentira...a sus consecuencias
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Iniciar sesión¿Alguien se imagina que Santiago Abascal o Alberto Núñez Feijóo proponen una ley de medios? (Si quien la plantea es Isabel Díaz Ayuso... ya ni te cuento) ¿Te imaginas la que habrían montado las asociaciones de la prensa, los colectivos profesionales, el «equipo ... de opinión sincronizada» o los firmantes de la famosa lista de colegas en defensa de Begoña?
Pues oye, aquí aparece el presidente del Gobierno, se pone a pontificar sobre la pluralidad, la financiación de los medios de comunicación, la transparencia (¡te lo juro, Sánchez hablando de transparencia!) y no pasa nada.
Ya conocemos el ‘Manual del populista perfecto’: buscar, mantener y explotar uno o varios enemigos exteriores para despistar a tu propia opinión pública; fabricar una estrategia victimista y heroica en torno a la esposa como símbolo; controlar la Justicia desde la Fiscalía al Tribunal Constitucional pasando por el Tribunal Supremo, las Audiencias Provinciales y así hasta el último juez de instrucción. Y, por último, mantener a raya a los periodistas a través del control económico de los medios de comunicación.
¡Ah! y aprender a mentir sin que se te mueva un solo poro de maquillaje. Ni un solo pelo recién peinado por el equipo de asesoría de imagen que no se separa del líder ni un segundo.
Me encanta su obsesión con los ‘tabloides digitales’ (términos tan contradictorios como ‘fijo y discontinuo’) y con las tertulias. Me pregunto si nos va a mandar a Súper Yoli, a Rufián o a uno de los secuaces de Otegui para que nos dicten los temas a tratar en las tertulias y editoriales.
Es más, ya puestos a fiscalizar las cuentas de los medios de comunicación, propongo que nombre ‘controller’ a Ábalos, que ya hizo lo propio en ‘El País’ o, mejor aún, a Koldo. Y, a más a más, que Begoña se encargue del marketing y de cómo conseguir fondos (su especialidad).
Así, por ese orden, tras los digitales, el tertulianeo y el ‘prime time’ de la televisión pública, nos quedarían los columnistas. No es por dar ideas pero quizás, el ‘comisario’ para los medios sea capaz de pedir a los anunciantes que Camacho, Herrera, Cuartango o yo no podamos publicar columnas en ABC.
Y recuerdo cuando desde Ferraz me enviaban a las tertulias de La 10 (TDT de Vocento año 2010) a un político promesa que se llamaba Pedro Sánchez. Y cómo él ha cambiado mientras los plumillas, en distintos soportes, seguimos siendo los mismos.
PD: La obsesión por los medios no es una nueva costumbre. Es más vieja que la linotipia. Incluso, en clave meramente doméstica, ni siquiera lo inventaron en la Factoría Moncloa Productions. No. La obsesión por los periodistas (hasta la enfermedad) vino importada por Pablo Iglesias en otra lección bien aprendida desde Venezuela.
Ya, ya sé que suena a exageración (o no) pero esto cada vez se acerca más al ‘CHA-VIS-MO’.
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