Diseñan el primer avión no tripulado para la extinción nocturna de incendios
Una empresa española asegura que su prototipo, además, vuela a la altura óptima para descargar la mayor parte del agua sobre el núcleo del fuego
La empresa española Nitrofirex ha presentado el primer sistema aéreo no tripulado del mundo capaz de combatir el fuego por la noche durante el Congreso español de Aeronaves no tripuladas, UNVEX 12, celebrado en Madrid a ... principios de semana. El modelo se encuentra aún en fase de diseño.
«Nos enfrentamos a la construcción de un vehículo que nadie ha fabricado ni planteado con anterioridad, por lo que nos está resultando más difícil de lo normal estimar su coste», explica Luis Bordallo, presidente de la firma.
Nitrofirex considera que cada Deposito Planeador Autónomo (DPA) alcanzaría una los 300.000-400.000 euros en el mercado. El importe anual de su mantenimiento supondría el 5% del precio del avión. «Poner el proyecto en marcha, listo para operar -con certificación incluida-, oscilaría entre los 15 y 29 millones de euros».
Menos calor, viento y turbulencias
El DPA se arroja desde un avión de transporte pesado (C-130 Hércules, A-400M, C-17), dotado de una rampa trasera, a unos 6000 pies de altura. Aunque el agua y el resto de agentes espesantes (unos 2500 litros) se liberan a 1000 pies (300 metros), así «las gotas aterrizan con el mayor diámetro posible sobre el núcleo del incendio, facilitando el intercambio de calor». Tras la necesaria pérdida de peso, y una vez fuera del área de peligro, el dispositivo activa un pequeño motor que lo dirige hasta la base del avión lanzador noventa segundos después. Si algo falla, un paracaídas se pone en funcionamiento.
«La labor de extinción mejora por la noche: disminuyen la temperatura, el viento y las turbulencias . Sin embargo, ciertas limitaciones impiden a los aviones actuar con garantías durante el arco nocturno, dejando el trabajo en manos de equipos de tierra», señala Bordallo, piloto de combate.
Emergencia atómica, química o biológica
«Se está produciendo una verdadera eclosión en este sector. Pero se podría sacar más partido a los DPA, empleándolos, por ejemplo, para rociar una sustancia de manera masiva y automática sin riesgo para las tripulaciones en lugares de complicado acceso o peligrosos (emergencia atómica, química o biológica; fenómenos meteorológicos adversos; plantaciones de adormidera en países como Afganistán)».
«El desafío radica en implementar aquí y ahora la integración tecnológica que existe entre bombas guiadas y sistemas aéreos no tripulados. Y no esperar a que, dentro de algunos años, se lleve a cabo en otro estado, cuando se nos haya quemado una parte importante de nuestro patrimonio natural y tengamos que pagar por importar el “know-how” ya desarrollado», concluye Bordallo.
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