Cuando averiamos el coche sin querer
Aunque en condiciones normales el coche no debería pisar el taller más de una vez al año, es frecuente que por despistes o falta de cuidado termine en él con más frecuencia de la deseable.
En condiciones ordinarias de uso, y salvando aquellos casos en los que el usuario completa grandes kilometrajes , habitualmente por motivos profesionales, o situaciones motivadas por accidentes, un automóvil no debería acudir al taller más de una vez al año a completar una revisión ordinaria. ... Sin embargo, es habitual que la frecuencia se incremente por averías motivadas por despistes o falta de cuidado en el mantenimiento prescrito.
También es cierto que influye un uso incorrecto del coche y, desde luego, el mal estado que presentan muchas vías españolas . Un informe de la compañía LeasePlan incide en las intervenciones habituales y en las averías más frecuentes, pero tambiñen en los descuidos que suelen derivar en problemas con nuestro coche.
Conforme a este estudio, el 58,8 por ciento de las intervensiones se corresponde con el servicio programado por los fabricantes. Sin embargo, el 44,2 por ciento restante comprende imprevistos, a veces para sustituir elementos desgastados (neumáticos, amortiguadores, frenos, batería...), pero en otros casos por problemas más complejos (averías de transmisión, del sistema de inyección, del propio motor...)
Después del servicio ordinario, el principal motivo por el que se acude al taller son las reparaciones de averías (23,9 por ciento), seguidas del desgaste menor (17,7 por ciento), cambio de accesorios (el 14,7 por ciento de los casos), prolemas complejos (6,2 por ciento) y desgaste mayor (2,5 por ciento).
Además, se estima que cuando un vehículo supera los 125.000 km comienza a acusar averías de desgaste mayor, mientras que a partir de unos 131.000 km suelen aparecer problemas más complejos.
Cuando nos equivocamos
En relación a averías causadas por despistes (0,5 por ciento de las intervenciones), son más frecuentes de lo que parece los errores a la hora de repostar el vehículo: es decir, echar diésel en vez de gasolina o viceversa. Si no llegamos a arrancar el motor y pedimos que nos purguen el circuito al completo la cosa no se va de precio, pero si no lo hacemos así el coste del arreglo no bajará de 350 euros, en el mejor de los casos...
Olvidar las llaves dentro del coche también pasa más de lo que parece. La asistencia del seguro puede echarnos una mano, pero no siempre logra resolver el problema «in situ». Un segundo juego de llaves es básico, pues en no pocos casos se termina rompiendo una luna para acceder y, desde luego, cambiando las cerraduras.
Ignorar un testigo de aviso en el cuadro también suele acarrear disgustos, sobre todo cuando alerta de falta de aceite: gripar un motor por engrase inadecuada puede llegar a superar el coste del propio automóvil, según casos.
Sobre todo en todoterrenos ó 4x4, no limpiar el barro acumulado (aún seco) tras practicar una circulación campera es una grave equivocación: altera el funcionamiento de ruedas y frenos, pero además se mete por todos los rincones de la mecánica y termina ensuciándola y estropeándola.
Consejos a tener en cuenta
Hay aspectos que, no por sabidos, conviene olvidar, aunque no vayamos a afrontar un viaje:
- Es importante revisar el coche conforme dicta el fabricante (pasar de 500 km el margen fijado por la marca puede derivar en problemas serios), pero más aún echar un vistazo periódico a los niveles del aceite (el engrase es el «alma mater» del propulsor), el líquido de frenos y refrigreante, el de la dirección asistida... Todos ellos fácilmente accesibles y descritos en el manual de uso.
- También hay que estar al tanto del aceite consumido y reponer lo que haga falta entre intervalos de servicio, pero siempre del mismo tipo (y, a ser posible, de la misma marca). Hay quien cree que el aceite sólo se toca al llevar el coche a revisión, pero se equivoca: se gasta con los km, y también se degrada y pierde propiedades (de refrigeración y engrase). Entre una y otra revisión hay que rellenarlo cuando la varilla de comprobación baja de los niveles recomendados en el manual del vehículo, y transcurridos los km prescritos por la marca toca sustituirlo por entero al haber perdido cualidades.
- Al arrancar, mejor dejar el motor al ralentí unos segundos (algo más de medio minuto) para que se engrase adecuadamente y tome temperatura, incluso en verano.
- Alternar recorridos de ciudad y carretera para limpiar con frecuencia el sistema de escape (filtro catalizador), de cuando en cuando apurando por encima de 3.000 rpm, siquiera en tramos cortos y en marchas intermedias.
- En caso de activarse un testigo de alerta en el cuadro, consultar el manual y, como cuando se percibe alguna anomalía de funcionamiento, acudir al taller lo antes posible a verificar el posible problema neutralizando males mayores. Otro tanto si se observa un sobrecalentamiento mecánico (ojo al testido rojo del cuadro y al nivel de la aguja indicadora). Comprobar la presión y el estado de los neumáticos y preparar el vehículo para el cambio de estación (nivel y funcionamiento de alumbrado, aire acondicionado y refrigeración del motor, sobre todo) son otras parcelas que, de forma metódica, debemos tener presentes.
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