opinión
Centenario caliente: ¿Un nuevo Museo para el Greco?
«Lo relevante de este necesario debate es tener en cuenta los argumentos a favor o en contra que se barajan»
por santiago sastre y rafael gonzález casero
Tras el anuncio de algunas autoridades políticas (como el presidente de la Diputación toledana y la presienta regional) de trasladar los cuadros del Greco de su emplazamiento actual a otro edificio más espacioso, el museo de Santa Cruz-santa Fe, se han producido muchas reacciones ... tanto dentro como fuera de Toledo. Lo más significativo es que la sociedad civil se ha movilizado para tratar de canalizar su oposición, sobre todo a través de la recogida de firmas (incluso hubo quien falseó la firma de Santiago Sastre en una conocida página de Internet). Pero lo relevante de este necesario debate es tener en cuenta los argumentos a favor o en contra que se barajan. Por un lado, la propuesta a favor del cambio del museo del cretense está aún por definir (no se sabe si se hará y en qué términos), de modo que la crítica será defectuosa porque no puede dirigirse contra algo que a día de hoy se desconoce. Por otro, está la idea estática de que las cosas se queden como están, pero el peso de la historia no debe actuar siempre como una justificación, pues en este caso simplemente pone de manifiesto que el museo ha estado allí desde que fuera fundado allá en el lejano 1910, pero esto no supone que deba seguir forzosamente enclavado en el barrio de la judería. ¿Y si con el cambio se mejora? La historia no puede ser un argumento para no mover un dedo y entregarnos de lleno al inmovilismo, a dejarlo todo como ha estado con el paso del tiempo.
A nosotros nos parece adecuado que se genere este debate al hilo del centenario y, ya de antemano, manifestamos que nos causa mucha simpatía la idea de hacer un museo moderno (en el sentido más intenso del adjetivo) para nuestro pintor más ilustre. En este artículo lo que pretendemos es especificar algunos argumentos que pueden apoyar la opción que defendemos. Pero hay que advertir una cosa: nadie está aquí en algo así como la posesión de la verdad con mayúscula. No estamos en una cuestión moral, religiosa o científica que se corresponda con una realidad que nos permita contrastar nuestras ideas para saber si estamos equivocados o no. No. Se trata de manejar argumentos más o menos plausibles, razonables, fundamentados, etc. Esto tiene una consecuencia importante: no se debe humillar ni descalificar a nadie, sino que lo apropiado es entrar a debatir los argumentos. Allá van de forma muy resumida con la intención de avivar el debate:
1.- El tamaño sí que importa. El museo del Greco actual es pequeño. El edificio no reúne las condiciones para albergar a muchos visitantes y los cuadros no pueden disfrutarse como se merecen (algunos están en pasillos). No hay mejor termómetro que la “inocente” opinión de los visitantes que al salir manifiestan haberse sentido encorsetados en sus dependencias.
2.- La dispersión de los cuadros. No tiene mucho sentido que estén separados los Grecos en el museo de Santa Cruz y otros en el museo del Greco. Lo lógico sería reunir algunos en un edificio (quedarían fuera los que están en el seno de la Iglesia, claro, y también en principio los privados). La concentración de los Grecos permitiría disfrutar mejor de la obra del cretense y hacer de este museo un sitio imprescindible a nivel mundial. Entre la dispersión (que estén los cuadros en muchos museos, para ofrecer un goteo de lugares a los visitantes) o en unificación (tratar de reunir los que se pueda en un lugar), nos inclinamos por ésta última.
3.- El Museo de Santa Cruz se encuentra infrautilizado. Sí, muy poca gente sabe que, por ejemplo, allí se alberga un museo arqueológico, donde es posible contemplar los huesos de la cabeza de un mamut que apareció en unas excavaciones del barrio del Polígono. Lo relevante es que su conexión con el renovado Museo de santa Fe le concede una enorme amplitud. Y su localización, al lado del centro, es ideal.
4.- Importante repercusión en el turismo. ¿En qué sentido? Creemos que concentrar los monumentos en un solo lugar fomenta que los turistas vean Toledo en un plisplás (aparcan los autobuses al final del puente de san Martín y los turistas recorren la calle Reyes católicos, ven la catedral y sanseacabó Toledo) y de lo que se trata es de intentar que pateen el Casco, cenen en nuestros restaurantes, que pernocten, que se queden en nuestros hoteles, que Toledo no sea una visita de un día o un satélite de Madrid a treinta minutos en tren. Por eso sería muy positivo trasladar este museo a la zona de Zocodover, donde muchos de los comercios y establecimientos de la zona (como ese futuro mercado de san Agustín) se verían positivamente afectados.
5.- Las cifras mandan. Tal como está ahora mismo el museo del Greco no tiene la relevancia de visitas que se espera. A pesar de los 250.000 visitantes que se estimaba visitarían el museo anualmente, en el pasado año 2012 recibió un total de 174.434 visitantes según los datos del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte; por otra parte, uno de sus rivales directos en la ciudad, el Museo Sefardí, recibió nada menos que 295889 visitantes, es decir, la friolera de 121.455 visitantes más, lo que supera con creces a la población, por ejemplo, de nuestra propia ciudad. A pesar de que el actual Museo del Greco es el pretendido museo estrella de nuestra ciudad, sigue siendo menos visitado que el monasterio de San Juan de los Reyes o el Alcázar, que aún en situación de caída de visitantes tras su reducción de horarios, se mantienen por encima del museo del Greco. ¿Habrá que sacar alguna conclusión con estas cifras que nos ofrece la sociología, no?
6.- Sí, se hicieron obras recientes en el museo del Greco pero porque se caía el edificio, de modo que esas obras había que hacerlas sí o sí. ¿Si salieran de allí los cuadros del Greco cuál sería su nuevo uso? Eso es lo que no se sabe, pero hay muchas opciones. Desde luego que no se trata de abandonar este hermoso edificio a su suerte, eso no sería aceptable. Quizá lo más fácil es que fuera una dependencia anexa al museo Sefardí. Este museo dispone de muchos fondos que están apilados y no se aprecian como se deberían. Además, este edificio debería ser sobre todo sinagoga y ahora es un popurrí de muchas cosas: museo, evocación de la historia del judaísmo y del judaísmo y su relación con Toledo. Si esto es así y fueran en el mismo lote ambos edificios entonces ya no tendría lugar el lamento económico de tantos empresarios que tienen emplazados sus negocios en aquel lugar (puesto que sería siendo muy visitado, por ahora el más visitado). Y lo que es más importante: el museo del Greco cobraría una fuerza especial que ahora no tiene, sería un auténtico reclamo para los turistas (no como está ahora).
7.- ¿Qué significa un nuevo museo nacional del Greco? Pues que sea un museo moderno. Y eso supone que sea espacioso (capaz de albergar a muchos visitantes), que reúna unas buenas condiciones (con un necesario taller de restauración, con salas de proyección de vídeos y una tienda con cachivaches relacionados con el Greco como se merece, ¿por qué no?), que tenga salas para actos culturales y todo eso.
8.- Puestos a imaginar –lo decimos por lo del interminable y recortado remonte peatonal-, ¿qué mejor sitio que ubicar el museo del Greco que al lado del tramo final del futuro remonte (El Greco será algo así como la puerta de entrada al casco histórico) y del Palacio de Congresos que lleva su nombre? ¿La crisis haría inviable este posible Museo nacional del Greco? Creemos que no.
9.- Los que dicen «no». Desde luego que todo aquello que supone cambiar y oponerse a una tradición que cuenta con tantos años no es fácil, porque muchos invocarán el famoso virgencita que me quede como estoy (que a veces es un disfraz para introducir de contrabando los intereses particulares). Pensamos que lo relevante es mejorar el tejido económico y museístico de Toledo, para que salga ganando Toledo y sobre todo todos los toledanos (no unos pocos). Esta es una gran baza para atraer a los turistas y, por tanto, para reflotar la economía toledana tan tocada con la crisis.
Muchos de los que se oponen al traslado del actual museo tienen sus buenas y poderosas razones para hacerlo. En la discusión se deben tener en cuenta argumentos museísticos, económicos, culturales, políticos y sociales. Entre las razones para oponerse al traslado destacan, a nuestro juicio, dos de peso: en primer lugar, el gasto económico que supuso rehabilitar la antigua casa del Greco, y la vida que se le restaría al barrio de la judería al extirparle uno de sus órganos vitales. Pero todo esto depende de algo que desconocemos: el posible destino que se lo podría dar al Museo del Greco. Hay muchas posibilidades en juego que lograrían incrementar las visitas al barrio de la judería (convirtiendo el museo del Greco en un “hijo” del museo Sefardí) y también que revitalizaran la importancia y el gusto de contemplar la obra del genial Greco (en el museo del Greco más importante del mundo).
En resumen, consideramos que el debate sobre «museo sí o no» comienza por la disposición a escuchar nuevas propuestas. Einstein decía que la mente es como un paracaídas, que sólo funciona si se tiene abierta; algo así es lo que reivindicamos para el debate que se presume tenso e intenso. Hay que respetar a las personas. Pero otra cosa son las ideas y los argumentos. Sería deseable que participasen muchos ciudadanos en este debate. Y el norte que debería orientar la argumentación, a nuestro juicio, es apostar por lo mejor para nuestra ciudad, es decir, lo mejor para los toledanos, un concepto subjetivo y que puede ser manipulable, pero que desde luego se aleja de todo cuanto suponga los espurios intereses de unos cuantos.
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