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La momia sin nombre de Roncal

La villa de Garde conserva las reliquias de un santo, que algunos atribuyen a San Bonifacio, «padre» del árbol de Navidad

La momia sin nombre de Roncal el correo

pedro ontoso

La localidad de Garde forma parte de la ceremonia inmemorial conocida como el Tributo de las Tres Vacas , un conflicto secular por los pastos en la muga de la Piedra de San Martín. La iglesia parroquial de la coqueta villa guarda los supuestos restos de un santo al que se conoce con el mismo nombre pero al que se le adjudican distintos apellidos. Para unos, se trata de Bonifacio de Tarso , decapitado en Asia en el año 306. Para otros, de Bonifacio de Mainz , considerado el «padre» del árbol de Navidad . Un curioso y fascinante misterio para estos días de Adviento que relata hoy El Correo.

Oculta en un banco del retablo de la iglesia de Santiago, ajena a los comentarios que despierta su figura, destaca una momia en actitud serena. Vestida de seda y tocada con una corona de flores, parece dormida, recostada sobre su brazo derecho encima de un cojín. A su lado, un vaso relicario con muestras de su sangre y una espada para evocar, sin duda, su martirio. Los restos llevan en el pueblo desde hace más de dos siglos, en el más completo anonimato, pero desde hace unos años su historia ha comenzado a llegar a algunas tribunas mediáticas. Incluso ha despertado el interés de alguna especialista del Museo del Prado.

Fue casi de casualidad. Alicia Pérez Tripiana, profesora del área de Educación de la pinacoteca madrileña, visita Isaba con frecuencia porque su marido es oriundo de la localidad navarra. Aprovechó uno de esos viajes para acercarse a Garde a ver la momia. «Yo estoy especializada en iconos eclesiásticos y me recordó a las reliquias de los santos venerados. Lo que vi, desde luego, merece la pena. Es de una belleza extraordinaria», declaró la investigadora a Iván Benítez, de «El Diario de Navarra».

Sobre su procedencia compiten distintas teorías. El párroco del valle del Roncal, Juan Antonio Indurain, sostiene que los restos corresponden a Bonifacio de Tarso, un mártir asesinado en el año 306. El clérigo asegura que existe un certificado de autenticidad emitido en Roma. Hay un documento de 1730 en el que consta la donación a Pascual Beltrán de Gayarre, arcediano de Cámara de la catedral de Pamplona, del cuerpo de San Bonifacio de Tarso, que había reposado en el cementerio romano de Santa Inés. En alguna bibliografía cristiana se recoge que este mártir fue enterrado en el Aventino.

Otros investigadores relacionan estas reliquias con San Bonifacio, el apóstol de Alemania. Fue un monje de Inglaterra llamado Wifrido, que evangelizó en Germania hacia el año 715. Fundó distintos obispados y diócesis como la emblemática Würzburg y en 746 fue nombrado obispo de Maguncia, Mainz en alemán, a orillas del Rin. Mainz es un apellido muy frecuente en Navarra, en el valle de Roncal y en Garde. Algunos se remontan muy atrás para recordar que esta zona de Navarra fue invadida en su día por los cimbros, un pueblo germánico celta que llegó hasta Hispania tras atravesar la Galia.

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