«Galicia es un valor seguro: ha pasado lo peor de la crisis cumpliendo siempre»

—Los Presupuestos destinan 1.363 millones de euros a inversión en Galicia, un 1,62% menos que en 2015. ¿A qué se debe este descenso?

—Es la inversión territorializada, pero inversión es toda, la que procede de Fomento, pero también del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente. Mientras que la primera crece, la segunda baja y lo hace en todas las comunidades. La razón es que estamos al principio del nuevo marco de fondos comunitarios. El año pasado se cerraba el periodo 2007-2013, que como sabe se rige por la norma n+2, por lo que los fondos provenientes de Europa para la financiación de los programas de desarrollo medioambiental y rural tuvieron este año un importante incremento.

Este periodo de dos años suele coincidir con la maduración de los proyectos más complejos. Le pongo como ejemplo la depuradora de Vigo, que requiere actuación nacional y municipal. Así, la política de agricultura decrece y la medioambiental registra una evolución más lenta porque requiere que las comunidades piensen qué quieren hacer, y aún no han presentado sus proyectos de estructuras rurales al Feader. Además, en las medioambientales el nuevo marco corrige sus preferencias, donde antes había 4.000 millones hoy hay 800. Paralelamente se ha puesto el acento en la eficiencia energética que corresponde a Industria y es menos regionalizable. Todo apunta a un crecimiento más sostenible, inteligente e integrador que se traduce en I+D+i, TICs... y estas son las inversiones que está financiando ahora Bruselas.

—Dada la situación del agro gallego, ¿se entiende una bajada del 13,3 por ciento en Agricultura?

—Baja en infraestructuras, pero no en ayudas directas a los sectores. Estoy hablando de los PDR, inversiones rurales y medioambientales... El saldo de nuestra PAC ha sido bueno en términos constantes, no hemos perdido prácticamente dinero. Seguramente si vamos al ejercicio 2007 o 2008 veamos también una ralentización de los proyectos. Las inversiones en infraestructuras se abordarán, pero necesitan más tiempo de maduración y esto es un común denominador en todos los inicios de los periodos de programación .

—Unas partidas no ajenas a los descalificativos de la oposición. De «regalo envenenado» las llegó a tildar el PSdeG, de «trampa» el BNG.

—Hay críticas que no llevan más que a destruir en un estilo de oposición que se instala sobre la base de armas arrojadizas. Ellos se califican con estas declaraciones. Los Presupuestos están haciendo lo que tienen que hacer. Hay una corrección mínima con respecto al año pasado y la inversión regionalizada se mantiene en el mismo nivel. Las infraestructuras que ha de financiar el Estado, las que procuran la cohesión territorial, están garantizadas. En el caso de Galicia, el AVE. Y venimos de un año en el que se ha inaugurado el Eje Atlántico. Esto no es ciencia ficción.

—Los datos confirman a Galicia como un referente en el control del déficit público y todo apunta a que este año volverá a estar entre las comunidades cumplidoras.

—Sin duda. Galicia es un valor seguro. Galicia ha pasado lo peor de la crisis cumpliendo siempre con unas cuentas muy rigurosas y este año que tiene mayores recursos. Están creciendo sus entregas a cuenta de una forma significativa y la liquidación del sistema de financiación también le favorece. Sin duda este año volverá a cumplir.

—Sin embargo, el año pasado la economía gallega creció 0,4 por ciento, por debajo de la media .

—Sí, pero los indicadores apuntan a que el 15 y el 16 serán muy buenos. Estamos viendo en los datos del paro como Galicia se va recuperando. La recuperación en España siempre se comporta igual, del este al oeste. También Galicia fue la última en entrar en crisis. Ese decrecimiento además tiene que ver con la propia idiosincrasia gallega. Hay sectores que tienen un componente muy fuerte en el PIB gallego y que en el año 14 no se comportaron bien. Hablo del naval, por ejemplo, pero solo hay que ver los importantísimos proyectos que tiene ahí Navantia. Estoy convencida de que el futuro será prometedor.

—¿Podemos confiar entonces en ese crecimiento del 2% este 2015 y una previsión del 2,4 para 2016?

—Son unas previsiones muy realistas, por supuesto que sí.

—Por primera vez el techo de gasto sube de forma significativa en Galicia. ¿Es suficiente para que la recuperación llegue a la calle?

—Estoy convencida de que el ciudadano si que la nota, otra cosa es que no la tenga identificada o no la confiese. Las cuentas salen por agregación de situaciones individuales. El ciudadano no nota mejoría hasta que no ve que su nómina sube, pero lo cierto es que no ha perdido poder adquisitivo. Es más, nosotros tenemos un análisis que demuestra que, en la mayoría de los sectores, el incremento del IVA fue a los márgenes empresariales y no repercutió en el consumidor. Lo que hay que preguntarse es: «¿Yo quiero que mi nómina suba un 4 por ciento y la inflación un 5?». Venimos de un diferencial crónico con la UE, de situaciones donde la inflación crecía al 3,5 y los salarios un punto por encima, pero eso nos ha llevado al desastre, a una pérdida de competitividad extraordinaria, con un diferencial negativo de 30 puntos respecto a Alemania, por darle un dato y no es el único.

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