El líder de la «secta» de Oia asiste sereno al registro de su fortaleza

Eran casi las 15.15 horas cuando con rostro sereno, Miguel Rosendo salía del lugar para montarse en un coche junto a su abogado y emprender de nuevo rumbo a la comandancia del Instituto Armado en Tui. La segunda detenida, Marta Paz , situada como la más estrecha colaboradora de Rosendo, no asistió este viernes en Oia al registro, que se extendió durante dos horas con la incautación de dos ordenadores. A la espera de que ambos pasen por el Juzgado de Instrucción Número 1 de la localidad tudense, el juez ha empezado este sábado a tomar declaración a dos personas relacionadas con la causa.

Si las graves acusaciones de víctimas y familiares de seguidores de Rosendo son ciertas, la menor de las preocupaciones al entrar en el extenso chalet sería el advertido perro. Hablan de supuestos abusos sexuales, agresiones físicas y psicológicas, vejaciones y estafas cometidas en este recinto durante varios años y camufladas bajo un entramado con carisma de «oración y servicio».

La causa permanece bajo secreto de sumario y, aunque hay fuentes que apuntan que las detenciones se han producido por supuestos de organización criminal, abusos sexuales, blanqueo de capitales, contra la integridad moral y contra la hacienda pública, desde el Tribunal Superior de Justicia de Galicia reiteran que, sin perjuicio de que las acusaciones puedan ampliarse una vez que comparezcan, por el momento es por asociación ilícita.

En el corto trayecto que Rosendo recorrió desde la casa hasta el coche de la Benemérita, avanzó despacio, sin fijar la mirada y con aparente normalidad, aunque con rostro cansado. En el exterior de los juzgados había estado durante parte de la mañana su hijo, casado con una mujer cuyos padres denunciaron que tanto ella como sus nietos se encontrarían bajo influencia de la organización en las afueras de Madrid. Él declinó realizar declaraciones pese a las afirmaciones vertidas contra su progenitor el pasado miércoles por quienes un día estuvieron cerca de él.

En una comparecencia pública, llegaron a asegurar que Miguel «purificaba» a las mujeres de la organización con su semen, que tiraba al suelo, cogía por el pelo o arrastraba entre rosales a integrantes, hechos que ahora deberán ser probados. Su comportamiento con ritos de apariencia satánica despertó las alarmas en el Obispado de Tui-Vigo, que en mayo de 2013 nombró un visitador canónico encargado de comprobar si los rumores eran ciertos. En base a sus conclusiones, Rosendo fue apartado en marzo de este año. Orden y Mandato existe aún sin él, con apenas 27 miembros y un comisario al frente.