San Francisco peregrina en verano según El Greco, Zurbarán, Salzillo o Carmona
Una muestra evoca al santo de Asís en el Camino con piezas de varios siglos y estilos en el Colegio Fonseca de Santiago
San Francisco peregrina en verano según El Greco, Zurbarán, Salzillo o Carmona
El arte franciscano como peregrino es lo que propone desde ayer y hasta el próximo 24 de agosto una exposición con obras de destacados artistas como los pintores El Greco y Zurbarán o los escultores Salzillo y Salvador Carmona en el Colegio de Fonseca de ... Santiago. A la derecha, en la antigua capilla, tallas policromadas del siglo XVIII con las que algunos de los mejores llevaron a la madera a san Francisco con la cruz y los estigmas, cedidas por el Museo Nacional de Escultura de Valladolid o por el convento de esta orden en León. También el óleo con el que el siglo anterior el pintor monástico le retrató en oración o el genio toledano le inmortalizó meditando sobre la muerte.
Son cuatro de las joyas con las que «Peregrino y nuevo apóstol. San Francisco en el Camino de Santiago» se suma durante el verano a la celebración del VIII centenario de la llegada del santo de Asís a Compostela en 1214. De Italia, donde esta muestra ya estuvo el pasado año con otro formato más reducido, han llegado por ese vínculo varias de las piezas más destacadas. Una es el bordón que él mismo utilizó en sus rutas.
También otro cuadro del renacentista Dono Doni y, sobre todo, un fragmento del fresco originario de la puerta de San Rufino de Asís, en la actualidad en la pinacoteca del Palazzo Vallemani, ejecutado por Puccio Capanna, discípulo del afamado Giotto, en el siglo XIV. Este último se encuentra expuesto en el ala izquierda del edificio, bajo el artesonado del Salón de Grados. Hay, además, espacio para el arte autóctono, puesto que cierra la colección José Ferreiro, en un guiño hacia el Nuevo Mundo con una talla del Poverello perteneciente al convento de Herbón, en Padrón.
La muestra, inaugurada ayer por la directora de la Axencia de Turismo de Galicia, Nava Castro, y comisariada por Francisco Singul, sirve también de pretexto para un rico catálogo en el que escriben prestigiosos especialistas. En él se recogen todas las piezas de la exposición, que ofrece una perspectiva del mundo que vivió san Francisco, entre Occidente, el Islam y Tierra Santa.
El Museo de la Catedral santiaguesa, de la orensana de San Martiño o el de las Peregrinaciones de la capital gallega han prestado parte de sus fondos. Uno de ellos es el cáliz románico del Tesoro de San Rosendo, uno de los dos únicos de esa época existentes en la Comunidad o un Lignum Crucis en oro sobre cedro elaborado en Jerusalén.
Hay lugar para la piedra en un capitel del Califato de Córdoba, para el cobre esmaltado, para los bordados en la dalmática de Asia Central que fue relicario de santa Susana, para los documentos gráficos o para restos del pavimento de la basílica de la Natividad de Belén. Todo sirve para evocar y rememorar a un santo que fue peregrino.
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