La Lanzada enfrenta a dos ayuntamientos

En el fondo de la disputa se encuentra un enfrentamiento entre los comuneros de las parroquias de Noalla y San Martiño , pertenecientes a cada una de las dos localidades. Geográficamente la playa se encuentra en un istmo que le da nombre, junto al monte que enfrenta a sus actuales dueños y a quienes afirman serlo en realidad. Ese es el origen del litigio que ahora toma carácter institucional y enfrenta a dos ayuntamientos gobernados en ambos casos por el Partido Popular.

Los lugareños están sorprendidos por la polémica. Siempre han considerado que La Lanzada está en O Grove . Así lo ve también su alcalde, Miguel Pérez, quien acusa a su compañera de siglas de estar tejiendo una artimaña «electoral» como «cortina de humo» para desviar la atención sobre otros asuntos. Como en el debate político habitual, pero esta vez dentro de la misma formación. En 1889 ya se colocó un mojón de piedra en la playa que señalaba su pertenencia a O Grove. La delimitación se recordó en 1928 con cuatro hitos más. En ningún caso las autoridades de Sanxenxo quisieron acudir al evento. Más de treinta años después el Alto Tribunal dicta su resolución a favor de O Grove, pero los perjudicados sostienen que ese fallo estuvo viciado. Así que siguieron con su protesta.

La siguiente fecha de esta guerra costera sería en 1989. Aquel año el Jurado Provincial de Montes declara común y vecinal el monte de La Lanzada y se lo otorga a Sanxenxo . Los mecos —gentilicio de O Grove— recurrieron a la Justicia hasta que recientemente el Juzgado de lo Contencioso-Administrativo número 3 de Pontevedra ha ordenado revisar ese procedimiento y comenzar el trámite desde el inicio. Aprovechando ese río revuelto, Catalina González, regidora de Sanxenxo, parece buscar ganancias de pescadores. Respalda a los comuneros de Noalla en la disputa sobre la montaña y, a mayores, promueve la revisión de lindes del municipio para apropiarse de la playa. Para ello ha solicitado una investigación en los archivos para recabar toda la documentación que así lo acredite.

En la tramitación del plan urbanístico de O Grove en 2005, Sanxenxo dio su visto bueno sin objeciones a pesar de que La Lanzada figuraba dentro de los límites de su territorio. De ahí la sorpresa ahora en el equipo de Pérez, que no se cansa de criticar lo que entiende como «pataleta» de González .

La tensión ha llegado al punto de que en O Grove se convocó a los portavoces municipales de urgencia para abordar la cuestión. Hay quien reclama romper relaciones institucionales. El proceso se presenta largo. Salvo si alguien aboga por enterrar el hacha de guerra.