Fasero: «Antón Reixa salvó su pellejo para sacrificar el de otros»
Tras conocerse la ayuda que Agadic concedió a la SGAE, su presidente se enfrentaba a una moción de confianza. Ahora, es Fasero quien carga las tintas
lidia rey
El pasado 10 de mayo, la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE) decide prescindir de Juan Carlos Fernández Fasero como delegado del organismo en Galicia. Según la junta directiva, el también exdirector de la Axencia Galega de Industrias Culturais (Agadic) ocultó información sobre una ... subvención concedida a Antón Reixa para financiar el musical «Galicia Canibal». Paradójicamente, tras su breve paso por la entidad de derechos de autor, Fasero vuelve a componer obras que registrará en la SGAE.
—¿A qué año se remonta su vínculo con el presidente de la SGAE?
—En el mundo del audiovisual nos conocemos todos, aunque no tengamos un contacto estrictamente personal, y yo sabía quién era Antón Reixa. La primera vez que hablé con él fue cuando llegué a Agadic, en 2009. Yo era el director de la entidad y él, el responsable de la productora Filmanova Invest. Nuestra relación era puramente profesional.
—Y como delegado de la zona noroeste de la SGAE, ¿cuál era su relación?
—Manteníamos un trato de trabajador a presidente. Con él he hablado en contadas ocasiones, 4 o 5. Nuestra relación siguió siendo puramente profesional.
—¿Hubo un deterioro en ese trato?
—Evidentemente, provocado por los acontecimientos. Yo recibo una carta de despido que nada tiene que ver con la papeleta de conciliación que yo presento. Si se contrastan ambos documentos se pueden percibir contradicciones muy graves, que desde mi punto de vista, se deben a la ocultación de información por parte del presidente.
—¿Cuáles son esas contradicciones?
—La carta de despido indica que yo como trabajador de la SGAE, tanto previa como posteriormente, oculté información que causó graves perjuicios a la entidad, información relacionada con la subvención (que Agadic otorgó a la SGAE 23 días antes de que Fasero entrase a formar parte del organismo), y que el presidente no participó en mi nombramiento. Tengo documentación que dice lo contrario. Que informé desde mi entrada en la Sociedad en lo relativo a esta ayuda. Con mi despido se produce una vulneración de los derechos del trabajador y a mi honor.
—¿Piensa recurrir esta decisión?
—Aunque quisiera evitarlo, iré a juicio por despido nulo. Me veo obligado a ir a un juicio contra una entidad de la que sigo formando parte como socio.
—Prescindiendo de la vía judicial, ¿cuál sería la solución?
—El acto de conciliación ya se celebró sin que llegásemos a un acuerdo, que pasaría por limpiar mi honor y recuperar mi puesto.
—¿En qué medida intervino en la adjudicación de esta subvención?
—En ninguna. Estas ayudas son automáticas, si interviniese en ese proceso cometería prevaricación. El director de Agadic no interviene en las ayudas. Es una subvención completamente lícita. De no ser así, además del delegado de zona, debería dimitir el presidente de la SGAE y la empresa tendría que devolver el dinero.
—Estamos hablando de 142.665 euros de ayuda, más del 30% del presupuesto de Agadic en 2012 para financiar la distribución de los espectáculos. ¿Chirría este importe?
—Seguramente, pero en este caso, participaron 50 trabajadores que permanecieron dos meses en Madrid. Fue una ayuda extraordinaria porque la obra fue extraordinaria.
—Esta subvención supone su cese pero no la dimisión de Reixa...
—Salvó su pellejo a cambio de sacrificar el de otros. Reixa no contó toda la verdad, mintió para mantener su poder. Antón sí intervino en mi elección como delegado de la zona noroeste.
—¿Por qué desde la junta directiva no se propuso esta dimisión?
—Sé que hubo una facción del equipo de gobierno que, coherentemente, mantuvo su postura de exigir al presidente una explicación clara. Una justificación que Reixa evitó.
—En un post en su web se declara una «víctima», ¿así se siente?
—Un despido nunca es agradable. Pero en este caso se suman otros condicionantes, y es que un trozo de esta empresa es mío como socio de la entidad. Sí soy una víctima, doblemente. Me han cesado y han dañado mi honor.
—Hoy por hoy, ¿qué vinculación guarda con el organismo?
—Sigo siendo socio con derecho a voto. Soy un histórico de la SGAE, siempre asistí a las asambleas y seguiré haciéndolo. Me da igual el enfrentamiento con el presidente. Esta tarde (por la de ayer) acudiré a una pre asamblea en Santiago, antesala de la que se celebrará en Madrid la próxima semana.
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