El Levante empata sobre la bocina

Para los porteros, en el primer acto, el asunto se ajustó a la comodidad, a ver pasar los minutos y, seguramente, salvo la tensión de alguna acción a balón parado, a que el sopor se apoderase de ellos. Ni Mariño, ni Rulli tuvieron trabajo. Ni el Levante, ni la Real Sociedad inquietaron con nada en lo ofensivo. Se escurrieron los minutos en el Ciudad de Valencia sin que hubiese remedio al aburrimiento antes del descanso.

Quizás fue partido más para entrenadores. No recibían goles. Tampoco sufrían ocasiones sus respectivos equipos. El problema, para el espectador, que algo tiene que decir en el negocio futbolístico, es que el partido se encorsetó en ese espacio entre las frontales de una y otra área. Con más gusto intentó jugar la Real Sociedad, que incluso por momentos presionó muy arriba el intento levantinista por proyectarse en ataque. Los de Alcaraz movieron el balón sin alardes, con lucha, con chispazos individuales, en algún intento de contragolpe, pero sin nada que decir definitivamente cerca de la portería de Rulli.

Al partido le faltaba mucho más. Más ambición de unos y otros. Quitarse el corsé táctico. Desperezarse y dar pasos adelante. Un gol, al menos, que activase la historia para que unos se empeñasen en sentenciar y otros en tratar de empatar. El tiempo de descanso, por planteamiento inicial del segundo acto, no dio para un cambio de actitud. Pero llegó un gol, a los tres minutos de la reanudación, en una mezcla de error defensivo en el despeje de balón levantinista a centro de Xabi Prieto y el buen golpeo de Canales para batir a Mariño con un balón que entró besando el palo largo de la meta local.

Al poco, replicó Víctor Casadesús, que se hizo espacio ante la presión de su par y a la media vuelta chutó duro, aunque el balón se fue por por encima del larguero. La parroquia esperaba la reacción. Algo más por parte de los azulgrana porque debían buscar el empate y porque aquello necesitaba chispa. Y camino de la hora de partido, por fin, se iba viendo algo más. Mejores sensaciones iba proyectando el Levante. Querían y lo comenzaban a mostrar con mayor presencia arriba. Se estiraron y buscaron a un conjunto, el de David Moyes, que cerraba atrás para buscar la contra. Un centro de Nikos lo remató de cabeza libre de marca Barral y el balón se estampó en el larguero.

Mandaba el conjunto local con mayor posesión, con algo más en realidad, pero sin acabar de elegir bien alcanzada la zona de tres cuartos. La Real, contenida, esperaba la buena contra. Los azulgrana, que tenían más presencia en el sector del campo realista, no daban con la tecla final. Alcaraz hizo un movimiento ofensivo a un cuarto de hora del final. Sentó a Nikos y dio la vez a Rubén. Apuesta ofensiva, pues el tiempo se escurría y la sensación local era de despedida de año con derrota. Pero ya en tiempo de prolongación el colegiado vio una mano de Carlos Martínez y pitó penalti en favor azulgrana. Ivanschitz lanzó impecable e imparable para cerrar el duelo con empate.