El Villarreal gana sin abusar del Apollon

Fue cuestión de tiempo. Paciencia. Perseverancia. Saber manejar y elegir bien para romper el cerrojo del Apollon Limassol. En Chipre, el conjunto de Marcelino buscaba la clasificación para la siguiente fase del torneo continental y, por qué no, el liderato de su grupo si el Monchengladbach erraba ante el Zurich. Debían competir con ese pensamiento, aunque los alemanes acabaron por dejar noqueados a los suizos. Sabiéndose superior el conjunto español, cocinó cada acción desde el inicio a la vista de que el Apollon se echaba atrás y confiaba en sorprender a la contra. Ioan Andone dejó solo arriba a Thuram. Imposible para el atacante local.

Lo dicho, el Villarreal manejó el juego y el balón a su antojo. Se les vio continuamente instalados en el sector del campo del Apollon. Una profundización. Un pase interior. Algún disparo de media distancia. Algo, confiaban, desactivaría la numerosa estructura defensiva local, que procuró rebajar el trabajo de Hidi, que pronto tuvo que salir en un uno contra uno con Vietto. Salió airoso el meta. Como luego vio cómo Tomás Pina remataba de cabeza un centro al corazón del área, pero el balón se fue fuera por poco.

Superada la media hora de partido, y en cinco minutos, el Villarreal resolvió la historia. Bruno sirvió un pase en profundidad para Gerard Moreno, que Merkis no acertó a despejar hasta en dos ocasiones. El atacante se quedó con el balón y definió de «cuchara» ante Hidi. El meta, luego, no pudo hacer más que mirar cómo un golpeo duro y ajustado a su palo derecho de Vietto se convertía en el 0-2. Ventaja suficiente con la que se llegó al descanso.

Regresó el equipo de Marcelino con un guión meridiano. Combinar y mover el balón y al rival a su antojo. Paciencia ante un Apollon que tampoco generaba mayores problemas más allá de la zona de tres cuartos. Entregaban las armas pronto. O al menos eso parecía. Asumió la superioridad del Villarreal y se quedó a medio camino entre seguir defendiendo para que no se ampliase la ventaja española y lanzar algún ataque con el recurrente, pero inocuo balón largo.

Apuraron a Asenjo en una acción a balón parado. Sirvió Sangoy y el chut, envenenado desde fuera del área, pasó entre una telaraña de jugadores. El meta del Villarreal tuvo que atajar el peligro en dos tiempos. Se estiraba el equipo chipriota en la recta final. Pacientes, quizás un tanto laxos, permanecían los de Marcelino; tranquilo, no obstante, porque la ventaja de dos goles, vistas las prestaciones de los de Andone, no apuraban en exceso. Acabó el equipo villarrealense administrando con sobriedad, incluso cerrando la historia con rondos y sin sustancia.