aniversario
La memoria de la filosofía
La Universidad Católica de Valencia conmemora el centenario del nacimiento de Julián Marías con una jornada sobre sus artículos en la Tercera de ABC
La memoria de la filosofía
Ortega y Gasset definió la nación como «un proyecto sugestivo de vida en común». Un concepto muy ligado al que quiso transmitir su discípulo Julián Marías (1914-2005) en su visión de la realidad española a lo largo de los cientos de artículos que escribió ... en las Terceras ABC y que la Universidad Católica de Valencia (UCV) pretende analizar el próximo miércoles en una mesa de expertos .
Sus artículos de opinión de los jueves, muy seguidos durante años en este periódico, pretendían ofrecer un análisis en profundidad sobre la situación del mundo occidental, guiándolo a la concordia, según explica el profesor de filosofía de la Universidad de San Dámaso Enrique González. Amigo personal del también ensayista, hace hincapié en la influencia de su figura en la vida política del país, como el logro de conseguir la inclusión del concepto de «nación» en la Constitución Española. «Él tenía mucha intuición y era muy veraz en sus escritos. Se hizo a sí mismo la promesa de no mentir nunca, porque consideraba que era el origen de todos los problemas», señala.
Su figura, muy alabada en los círculos de intelectuales españoles, todavía no ha sido suficientemente reconocida en España, según numerosos estudiosos de su obra, incluyendo Enrique González. «Puede que haya sido el filósofo más importante de nuestro tiempo y ha quedado relegado. En España se le cerraron las puertas, no valoramos lo que tenemos», comenta.
Julián Marías, católico, patriota (en el mejor sentido de la palabra) y siempre coherente en sus principios, no enseñó en la Universidad española franquista por discrepancias ideológicas -durante la Guerra Civil luchó en el frente republicano-, aunque impartió numerosas clases y conferencias en centros de Europa y América.
Nacionalismo
Uno de los grandes males para el filósofo fue, sin duda, el nacionalismo, al que consideraba una enfermedad por la «insaciabilidad» de sus defensores. «Creía que eran un grave peligro por la actitud profundamente inmoral que muestran y las ansias de poder», asegura González. La gran pregunta es: ¿cómo vería la situación actual? «Con esperanza, sin duda», asegura el profesor: «Siempre creyó que la verdad acabaría imponiéndose y que había que rescatar el buen humor ante aquellos que siembran discordia. Intentaría mirar hacia el futuro y abogaría por la estabilidad y por una regeneración social desde la concordia».
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