El traje de Pablo Iglesias

Parece claro a estas alturas que más allá de sus apariciones televisivas, Pablo Iglesias -por mucho nombre de político del pasado milenio que tenga- ha sabido adaptarse a los tiempos y desde el mundo de las redes sociales dar el salto a la política real con cinco eurodiputados. Casi nada. Y, claro, quien no entiende nada de todo esto se siente profundamente amenazado porque no tiene ni idea de cómo contrarrestar este tipo de iniciativas.

Y es que mérito tiene y mucho Iglesias. Porque acaba de abrir una nueva forma de llegar a la política al margen de aparatos políticos y grandes parafernalias de partido. Eso ya es indudable.

Otra cosa es saber cual va a ser su acción política. Y yo creo que debemos darle un poco de tiempo. Antes de juzgarle en serio, habrá que dejarle que de algunos pasos e ir conociéndolo.

A mi de entrada me parece interesante. Y es que vamos a ver: Estamos ante un tipo que convierte su cara en el logo de su partido, de un partido al que le pone de nombre el slogan de la campaña de Obama y que encima pretende recoger el apoyo de cualquiera (“somos un partido ni de izquierdas ni de derechas, ni de arriba ni de abajo”, decía sorprendido por los resultados uno de sus líderes este lunes).

Iglesias seguro que tiene un relato para todo esto, pero a mí, personalmente, me parece que Podemos es un traje hecho con retales de aquí y de allá. Un poco de presencia televisiva, mucha red social, un nombre que emula a un líder global, una no ideología que es la del desencanto… Y un traje hecho a retales, me explicó una vez un destacado sindicalista del textil, tiene sus riesgos: “Lo mismo te sale uno de alta costura, que uno de payaso”, me avisaba divertido. El tiempo acabará por mostrarnos el traje de Iglesias y Podemos en todo su esplendor.