medio ambiente
Halcones, guardianes de iglesias
La parroquia de Miguelturra recurre a la cetrería y a trampas jaulas para controlar la población de palomas

Halcones, guardianes de iglesias
El uso de la cetrería para el control de fauna y de plagas de aves es por norma una de las exigencias en los aeropuertos. Incluso grandes clubes de fútbol han utilizado las aves rapaces para mantener a raya a las palomas que picoteaban la semilla del césped de los grandes estadios. Y también es frecuente ver en los centros urbanos esta técnica por controlar un ave que se reproduce en muy poco tiempo y que causa grandes desperfectos en inmuebles, mobiliario y tejados. La parroquia de Nuestra Señora de la Asunción de Miguelturra (Ciudad Real) ha contratado a una empresa de control de fauna para disminuir la población de palomas que estaban dañando la estructura de los tejados del templo.
La empresa Gold Falconry ha sido la encargada durante tres meses de apresar alrededor de 270 palomas a través de una jaula-trampa y el uso de la cetrería con halcones para amedrentar a las más de 500 aves que se anidaban en los tejados de la iglesia de Miguleturra y de los inmuebles de la plaza de la Constitución de la localidad.
El párroco José Manuel Llario ha explicado que la situación era “insostenible” y era necesario “tomar medidas” después de la rehabilitación de todos los tejados de la iglesia, incluida la parte interna de la torre, por riesgo de “derrumbe”, como consecuencia de la acumulación de palomina.
En total, la parroquia invirtió 56.000 euros para las obras y reforma y limpieza de de tejados, cornisas y bajadas de la techumbre de la iglesia parroquial de Miguelturra.
Una vez reparado los tejados, se ha decidido, según ha indicado Llario, contratar una empresa de control de fauna ante las quejas reiteradas de los vecinos que padecían “día tras día la acumulación de palomina en terrazas, balcones y sus propios tejados” de todo el entorno de la plaza de la Constitución, en las inmediaciones del edificio consistorial.
El sacerdote ha comentado que pese a las reiteradas quejas y advertencias, el Ayuntamiento “se desentendió pues entendía que no era un problema ecológico” y fue entonces cuando, según Llarios, la parroquia tomó la iniciativa y contrato a una empresa para el control y seguimiento de la población de palomas.
Desde entonces, el número de aves se ha reducido más de la mitad gracias especialmente a la trampa-jaula instalada en la propia iglesia a la que se le complementa con la presencia de aves rapaces, especialmente con halcones.
El gerente de la empresa encargada de los trabajos, Rubén Olvera, explica que el método es “sencillo” y “natural”. En primer lugar, consiste en reducir el número de palomas a través de jaulas -trampas para que después el halcón “trabaje con mayor comodidad y marque territorio”.
Las palomas, ante la presencia de un ave rapaz, “no puede vivir por ser el halcón su mayor depredador”, aclara Olvera, aunque reconoce que “nunca se llega a eliminar todos los ejemplares”, pues el objetivo es erradicar “la plaga y controlar la población” durante al menos cuatro meses.
“Si el riesgo es grande y ocasiona grandes desperfectos, como ocurre en los aeropuertos”, el control de fauna debe ser permanente, advierte Olvera.
Los vecinos de la plaza de la Constitución han apoyado la iniciativa del párroco aunque otros, prefieren alimentar con grandes cantidades de pienso que vierten en el suelo de la plaza a las cientos de palomas que se refugian en la iglesia parroquial.
Prado Mora, vecina de la plaza de la Constitución, ha denunciado la situación al Ayuntamiento en “reiteradas ocasiones”. Según ha relatado, la mayoría de los inmuebles de la céntrica plaza han padecido problemas de goteras y filtraciones como consecuencia de la acumulación de palomina e incluso alguno de ellos ha instalado pinchos antipalomas para evitar que se posen en las cubiertas de los tejados.
“En las bajantes y tejados de los edificios encontramos contantemente palomas muertas y la palomina ensucia toda la plaza: terrazas, bancos y mobiliario público”, ha lamenta Mora que, desde la llegada de los halcones a la plaza, ha visto cómo se ha reducido considerablemente el número de palomas.
El objetivo, según el párroco, será mantener una pequeña población controlada de estas aves para que el templo parroquial deje de ser el “palomero de la ciudad”.
En Alcázar, con ‘Harris’
Hace tan sólo unos meses, el Ayuntamiento de Alcázar de San Juan también de Ciudad Real optó por atajar lo que ya se había convertido en una «plaga» y en un problema de salubridad.
A primeros de noviembre de 2012, el Consistorio alcalzareño contrató igualmente una empresa que utiliza el mismo método:_jualas multicaptura y aves rapacaces, que en esta ocasión, el depredador utilizado fue el águila Harris.
El lugar elegido para las palomas fue también una iglesia, la parroquia de Santa Quiteria. En su momento, el alcalde, Diego Ortega, tomó la decisión por los daños que provocan en tejados y canalones de los edificios, además del problema de salubridad que causan al manchar aceras y fachadas con sus excrementos.
Hasta siete ejemplares de águilas Harris son las que ha empleado la empresa contratada por el Ayuntamiento de Alcázar y con las que atiende en plagas similares a localidades de toda Castilla-La Mancha con resultados satisfactorios y u tiliza machos porque son de menor tamaño, más ágiles y capaces de subir a la parte más alta de los edificios desde donde controlan todo el espacio.
Los ejemplares de las jaulas que se capturan vivos, y sin ningún tipo de daño e enfermedad, son conducidos a centros especializados que disponen de óptimas condiciones higiénico-sanitarias, según informó el Consistorio.
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