Fermí Puig y Alfred Romagosa: «Nos entendemos como como Xavi y Messi»

Por suerte para Barcelona, ambos han decidido volver al ruedo y recibir al toro a "porta gayola" con una oferta nueva que lleva el nombre del chef: Fermí Puig. "Tocaba un restaurante para los nuevos tiempos, sin cosas demasiado complicadas", comenta. Su intención, y la de su compañero de fatigas -como él le llama-, no es ser los mejores, sino ganarse el favor del público. "Si antes dábamos un plato de gambas con panceta, ahora daremos panceta con gambas", agrega.

La carta es breve e irá adaptándose al gusto de los clientes, que para el cocinero son realmente los protagonistas de esta apuesta. En ella, destacan entrantes sencillos, arroces y pescados bien trabajados, y algunos platos de carne (pato, cerdo y cabrito). "Somos urbanos, pero tenemos un alma rural", comenta sobre el tipo de cocina. Y sobre las influencias, apunta que tienen "un tronco catalán moderno, con alguna incrustación rústica y breves excursiones por la cocina francesa e italiana".

A pesar de lo rebuscado que esto suene, en realidad lo que pretenden es la simplicidad. "Quien busque algún triple salto mortal, aquí no lo encontrará", explica. "Estamos en una fase distinta de vida, más que ganarnos un lugar en las guías, lo que queremos es recibir bien, atender bien y dar de comer bien a precios razonables", comenta tajantemente. Y lo consiguen, aunque hay que tener en cuenta que cuando un chef de primera habla de precios razonables se refiere a un precio medio por persona de 35 a 40 euros.

Lo mejor del nuevo local es que no deja de innovar. Lo hacen en dos frentes. Uno, la atmósfera del lugar, que, al estar decorado por proyecciones en las paredes, puede cambiar según la ocasión y/o temporada. El interiorismo estuvo a cargo de Josep María Botey e incorpora también asientos realizados por un artesano de Mérida del Vallés que trabajó antes como asesor de ergonomía de la NASA , diseñando los asientos de los astronautas (¡toma ya!).

Innovan también con un “carro de vinos”, que emula al de quesos o de postres. "Buscamos seducir a los clientes con una carta pequeña con muy buenos vinos y la posibilidad de que puedan probar distintos vinos en una misma visita", explica. La carta la diseñaron juntos Alfred y Kim Vila (Vila Vinoteca).

Hasta ahora, el favor del público lo han conseguido, desde su apertura, no ha habido día que no estén llenos. "Lo bueno sería que siguiera así dentro de dos años", confiesa escéptico. "Nuestra voluntad es durar", concluye. Romagosa y Puig son muy de relaciones largas, así que si Barcelona tiene suerte, y la economía lo permite, esta dupla seguirá dando de qué hablar en su local de Balmes por muchos años más. "Nos entendemos como Xavi y Messi", bromea el chef.