Castilla y León pone en manos de Montoro el futuro del carbón

En menos de cuarenta horas, un dirigente autonómico volvía a reunir a las autoridades municipales. Y, ahí, el director general suscitó sus esperanzas respecto al futuro del sector del carbón, en tres líneas. Por una parte, el Ministerio de Industria parece aceptar la bonificación del «céntimo verde» que se aplica al carbón autóctono. Ahora, hace falta el visto bueno del Ministerio de Hacienda, que debería admitir la pérdida de unos 40 millones de euros en el erario público. La Junta confía en hacerlo realidad mediante una enmienda al Presupuesto General del Estado para 2016 o una disposición adicional a cualquier ley que se apruebe en las próximas semanas. Como contraprestación, el mineral producido en España podría bajar su precio «en doce o catorce euros por tonelada» , según la tipología o el poder calorífico. Se igualaría el precio con el del carbón internacional y sería más atractivo para las térmicas», indicó Ricardo González Mantero.

Paralelamente, la Junta espera que la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) apruebe, en su próxima reunión, a principios de septiembre, la norma destinada a fomentar el consumo de carbón nacional en las centrales . A tenor de las previsiones, podrían quemar un total de 2,1n millones de toneladas de carbón, una cantidad que la Junta considera aceptable, aunque está por debajo de la firmada en el Plan del Carbón, y que aportaría continuidad para los cinco grupos térmicos con unidades de desulfuración en Compostilla y La Robla (León) y Guardo (Palencia). No obstante, González Mantero advirtió que sobre la necesidad de que la orden «se publique antes del 1 de octubre, plazo para que las empresas eléctricas decidan invertir en la modernización de sus térmicas».

Por otro lado, «aspiramos a quedarnos con cien millones, de los 250 millones de euros consignados para toda España. Luego, la Junta tiene que cofinanciar con otros 25». El director general aclaró que se dinero sólo se podrá invertir en restauración de zonas mineras abandonadas «que puede ser un buen foco de empleo, depuración de aguas, adaptación de edificios públicos para ahorro de energía y telecomunicaciones. Los proyectos de turismo o museos quedan explícitamente excluídos».