Valladolid acoge una exposición de literatura en cuatro dimensiones

Los libros que se han presentado en esta colección se alejan del formato convencional, híbridos entre libro y juguete, que abarcan una temática muy amplia y que destacan por su cuarta dimensión, el movimiento, en una combinación de ingeniería y arte sobre el papel.

La exposición ha sido presentada por la concejala de Cultura, Mercedes Cantalapiedra, junto a los propietarios de la colección, Ana María Ortega Palacios y Álvaro Gutiérrez, en la Sala Municipal de Exposiciones de la Casa Revilla, lugar en el que se exhibirán a partir de hoy los más de 85 ejemplares seleccionados.

El objetivo de esta exposición es mostrar al visitante la evolución y las técnicas de los libros desplegables, motivo por el que la muestra está dividida en dos partes: una dedicada a la historia y los «ingenieros del papel» más destacados por sus creaciones, y otra enfocada en las distintas técnicas y mecanismos que incorporan, según han explicado los organizadores.

La historia de los libros desplegables está constituida por los distintos "ingenieros del papel" más destacados durante los más de 700 años que abarca la exposición, desde su inicio con las ruletas giratorias del mallorquín Ramón Llull en el siglo XIII, hasta los actuales "pop-ups", en su término anglosajón, de los autores más reconocidos como Robert Sabuda y David Carter.

Durante este recorrido se aprecian las variadas temáticas de estos libros desplegables, ya que en su inicio eran utilizados para demostrar teorías teológicas, astronómicas o anatómicas y no fue hasta el siglo XVIII cuando se encontró su vocación lúdica.

Por otra parte, la técnica de los libros desplegables abarca desde la tipología más sencilla, una simple solapa que se levanta para dejar a la vista una imagen anteriormente oculta, hasta los modernos «pop-ups» y su compleja maquinaria de papel que se hace tridimensional al abrir el libro, o los denominados libros túnel, libros carrusel, etc.

El origen de esta colección formada por más de 2.000 títulos de cerca de 30 países se encuentra en un libro que Ana María heredó durante su niñez, titulado «Las canciones de la abuelita» y que después fue acompañado por miles de ejemplares más en la que se considera una de las mejores colecciones de libros desplegables.