sociedad
Hablan los psicólogos de la tragedia: «Intentamos prevenir trastornos más complejos»
Los psicólogos de Cruz Roja, Teresa de la Iglesia y Manuel Manierca, participaron en las primeras atenciones de los familiares del trágico accidente de Tornadizos
h. díaz
Teresa de la Iglesia y Manuel Malmierca fueron dos de los psicólogos de la Unidad de Respuesta Inmediata de Cruz Roja de Salamanca que se desplazaron el pasado lunes hasta el polideportivo Carlos Sastre de Ávila para atender a las familias de las ... víctimas del trágico siniestro. Su labor básica es ofrecerles en ese primer momento de «impacto» apoyo social y emocional. «En un suceso como el ocurrido en Ávila sabemos que la situación es lo anormal, no la forma de reaccionar de las personas», detalla Teresa, para quien no existe una «receta única» o un «único protocolo», sino que dependerá de la forma de reaccionar porque ante una situación extrema pueden hacerlo de «mil maneras».
Tratan de dar una «respuesta inmediata en el momento en el que ocurre la situación». En ese instante, lo que intentan es «prevenir que aparezcan trastornos emocionales más complejos ». «Lo que escucha una persona en un momento de crisis es muy importante para su recuperación posterior, para evitar el síndrome postraumático», añade. Esa intervención es importante que sea inmediata. Horas después, detalla Teresa, «lo que suele ser habitual es que la red social que tienen esas personas, amigos, conocidos y familia, se vuelquen en ellas y las acompañen en ese proceso, que pasadas las dos primeras semanas, se va convirtiendo en duelo».
Coste emocional
Pero antes, en ese primer instante en que las familias están aún «desorientadas» por lo que ocurrido, el acompañamiento humano es básico: «saber escuchar, leer su estado emocional y ayudarle a que ventile esa parte emocional», detalla Teresa, para quien es importante que «la persona canalice si está agresiva o triste, reconozca esos sentimientos y pueda tener un hombro donde apoyarse y expresarlos».
Tanto Teresa como su compañero Manuel llevan alrededor de siete años en su trabajo -estuvieron en el terremoto de Lorca, entre ptras catástrofes-. Pese al tiempo reconocen que no es un trabajo nada fácil y que aunque están muy preparados para desarrollarlo, «¡claro que tiene un coste emocional!». De hecho, siguen aprendiendo de las situaciones que viven para las siguientes, «también para protegernos», añade.
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