Canarias aparca la eutanasia

A la palabra eutanasia se la ha ido «cargando de numerosos significados y adherencias emocionales, que la han vuelto imprecisa y necesitada de una nueva definición», consideran ambas formaciones políticas. Entienden que el resultado de sus distintas acepciones es que «la confusión entre la ciudadanía, profesionales sanitarios, los medios de comunicación e incluso los expertos en bioética o en derecho, no han hecho sino aumentar».

Por todo ello, junto a otros elementos, la futura ley descarta incluir la eutanasia en la nueva ley y, en cambio, regula el rechazo a recibir tratamiento, la aplicación de medidas adecuadas de soporte vital y la sedación paliativa, que persiguen «aliviar o evitar el sufrimiento, respetar la autonomía de los pacientes y humanizar el proceso final de la vida», especifica.

En los preámbulos del texto legislativo se expone que el objetivo es « preservar la dignidad de la persona en ese trance y garantizar el pleno ejercicio de sus derechos, entre ellos el de recibir cuidados paliativos integrales de alta calidad» ante «situaciones complejas».

Para las dos fuerzas políticas, el «ejercicio de este derecho» tiene especial trascendencia en la sociedad canaria, «multicultural y diversa», en la que coexisten distintas creencias, valores y preferencias acerca de la muerte y de la forma de afrontarla.

En los últimos años, recalca, ha habido casos de rechazo a los tratamientos y, tanto las medidas de soporte vital como la sedación paliativa, han abierto un debate y suscitado «dudas» acerca de si las actuaciones de los profesionales han sido «éticamente correctas». La ley aspira a dar seguridad jurídica a todos los implicados.