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SUCESOS

Una treintena de policías buscan en Ricla el cadáver de una mujer tras el «test de la verdad»

La prueba se le practicó en diciembre a su marido, sospechoso de haberla matado y descuartizado

Una treintena de policías buscan en Ricla el cadáver de una mujer tras el «test de la verdad» efe

ROBERTO PÉREZ

Una treintena de policías de varias unidades buscan en una vieja construcción de Ricla (Zaragoza) el cadáver de Pilar Cebrián, que lleva desaparecida desde abril del año 2012. Su marido, Antonio Losilla, fue detenido en octubre de ese mismo año y lleva en prisión provisional desde entonces, como presunto autor del asesinato y descuartizamiento de su esposa.

El cuerpo de la mujer no ha sido encontrado hasta ahora. Meses atrás se realizaron búsquedas en diversos puntos, entre ellos en unos pozos de sondeo de un pantano que se está construyendo en Mularroya, un paraje situado relativamente cerca de Ricla. Pero las búsquedas no dieron resultado alguno.

A finales del año pasado, la Policía pidió que se sometiera a Antonio Losilla a la prueba que se ha dado en denominar popularmente como «test de la verdad», un análisis de reacciones cerebrales del Potencial Evocado Cognitivo P-300.

El acusado accedió a someterse a la prueba -es requisito imprescindible la autorización del imputado- y en diciembre se le practicó en el Hospital Miguel Servet de Zaragoza. Fue la primera vez en España que se realizó esta prueba por mandato judicial para la investigación de un crimen. La semana pasada, el segundo que se sometió a este análisis, también en Zaragoza, fue Miguel Carcaño, el asesino confeso de la joven sevillana Marta del Castillo.

Ambas pruebas han sido realizadas por el mismo especialista, el neurofisiólogo José Ramón Valdizán, que en enero entregó los resultados del análisis al que le sometió a Antonio Losilla -los de la prueba que se le ha practicado a Carcaño tardará varios días en procesarlos y en culminar el informe-.

Este test se basa en las reacciones cerebrales que una persona tiene ante imágenes y frases que le hacen evocar recuerdos. De las ondas que registra el electroencefalógrafo se deducen, según el doctor Valdizán, ubicaciones a las que el individuo reacciona con más fuerza y ayudarían a localizar lugares claves para resolver un crimen.

En el caso de Antonio Losilla, el informe del neurofisiólogo apuntó a dos emplazamientos concretos, de las varias decenas de imágenes que se le mostraron al acusado. Se trata de un túnel de la línea del AVE Madrid-Zaragoza situado cerca de Ricla, y de una vieja construcción usada antiguamente como nevero y situada en el casco urbano de esa localidad, en la que Losilla vivía con su esposa.

Según han informado a ABC fuentes policiales, la búsqueda en el túnel del AVE se realizó la pasada noche y no dio con rastro alguno del cadáver de la mujer, si bien se sigue rastreando la línea de Alta Velocidad por si el cuerpo pudiera estar en otro punto del trazado, en la misma zona.

Pero donde más se está centrando la búsqueda es en el antiguo nevero de Ricla. Las mismas fuentes han explicado que es una construcción en pozo, de casi diez metros de profundidad y unos ocho metros de diámetro. Lleva años usándose como vertedero, acumulando basura e incluso despojos de animales.

«Las labores de búsqueda son muy laboriosas y en unas tremendas condiciones de insalubridad, muy desagradables», indicó a ABC un portavoz policial. En los trabajos participan, turnándose, bomberos de la Diputación de Zaragoza y una treintena de agentes policiales, varios de ellos llegados de Madrid.

En la inspección trabajan agentes de Policía Científica, del grupo de homicidios, especialistas de las unidades de subsuelos, de las unidades de Intervención Policial y del Grupo de Operaciones Especiales (GOES).

Esta búsqueda es seguida con especial expectación, no solo porque si da con los restos de Pilar Cebrián permitiría avanzar en la resolución de este caso, sino también porque pone a prueba la eficacia del «test de la verdad» que, por vez primera, se ha aplicado en España para dos crímenes en los que aún quedan decisivos aspectos pendientes: el de Pilar Cebrián (Ricla, Zaragoza) y el de Marta del Castillo (Sevilla).

Una treintena de policías buscan en Ricla el cadáver de una mujer tras el «test de la verdad»

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