Un típico cubano: carpintero, albañil y vendedor ambulante

Perfil

C. M.

Wilman Villar Mendoza

Preso político, miembro de la Unión Patriótica de Cuba

Wilman Villar Mendoza era un graduado en mecánica textil de 31 años que trabajaba como «cuentapropista» (por cuenta propia, la nueva profesión surgida con el intento de reforma económica de Raúl Castro). Igual ejercía de albañil que de carpintero que «vendía viandas», relata su mujer, Maritza Pelegrino.

La Dama de Blanco siempre lo recordará como «una persona sencilla, con sentimientos humanitarios, de gran corazón, que amaba mucho a sus hijas y a mí». Wilman y Maritza llevaban 8 años casados y tenían dos hijas, de 7 y 5 años, Geormeris y Wilmaris. Según José Daniel Ferrer, coordinador de la Unión Patriótica de Cuba a la que pertenecía Villar, una de las niñas es asmática y la otra epiléptica.

El disidente de Contramaestre (Santiago de Cuba) de confesión cristiana se sumó al movimiento de Ferrer —ex preso político de la Primavera Negra— poco después de su creación en agosto. Villar, que al parecer tiene familiares del régimen, acababa de ser reprimido con violencia tras realizar una protesta en solitario. Ya entonces advirtió: «Si me meten preso por algo que no hice, me declaro en huelga de hambre». Ferrer destacó la firmeza de sus convicciones, pese a su juventud y el poco tiempo que llevaba en la oposición.

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