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En 20 años podría existir un ascensor para subir al espacio

Subir al espacio en ascensor puede dejar de ser un argumento de ciencia ficción para convertirse en realidad dentro de 20 años, calculan expertos en tecnologías espaciales que se reunirán desde mañana en Washington con motivo de la III Conferencia Internacional Anual del Ascensor Espacial.

Durante tres días, diferentes especialistas discutirán sobre las soluciones técnicas, económicas y de seguridad del elevador, que

consistirá en un satélite de órbita geoestacionaria a unos 36.000 kilómetros de altura, anclado por un gran cable a algún punto del ecuador de la Tierra.

Tras la anterior edición de la conferencia, la NASA encargó una investigación para la realización de este proyecto a la empresa "High Lift Systems", para lo que se ha creado una filial, "Lift Port Inc.", con este único propósito.

En el último número de la revista Astronomía, Fernando Ballesteros, del Observatorio Astronómico de la Universidad de Valencia y Bartolo Luque, de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Aeronáuticos de la Universidad Politécnica de Madrid, explican que el proyecto sería similar al ascensor de cualquier edificio. "La carga subiría hasta la plataforma orbital mediante unos

vagones robot que treparían pacientemente por el cable hasta su destino", señalan los expertos españoles. Uno de los problemas básicos era encontrar un material para el cable que soportara la enorme tensión, lo que parece haberse solucionado con un nuevo compuesto de carbono, el "fulereno", que dispuesto en "nanotubos trenzados", tiene una resistencia a la tensión cientos de veces mayor que el acero.

En los laboratorios de Los Alamos, en Estados Unidos, tratan en la actualidad de construir con este material un cable de varios kilómetros. Entre las ventajas del ascensor, Ballesteros y Luque destacan la menor peligrosidad de este dispositivo respecto a los cohetes, dado que los astronautas sólo tendrían que "subir a la cabina y pulsar un botón", y tras un mes llegarían a la órbita geoestacionaria. El transporte de materiales, piezas y combustible sería, asimismo, más sencillo, con la conversión del ascensor en "el puerto de la Tierra hacia el espacio".

Sin embargo, los españoles subrayan que el ascensor tendría "riesgos múltiples", como la mayor vulnerabilidad ante sabotajes, además de otros riesgos técnicos como la estabilidad necesaria del lugar del anclaje del cable, en zonas sin actividad sísmica y fuera del alcance de huracanes. Las vibraciones producidas por el campo magnético terrestre en el cable, así como las radiaciones que sufrirían los pasajeros son otros de los posibles inconvenientes del ascensor.

Por otra parte, hay otro proyecto de ascensor espacial, irrealizable a medio plazo, la "torre orbital", que consistiría en un edificio que se elevara desde el suelo hasta el espacio. En este futurible, la "torre de Babel" espacial mediría unos

150.000 kilómetros, y, al subir por ella se podría experimentar la gravedad de planetas con menos masa que la Tierra. En el "piso un millón trescientos mil", a 4.000 kilómetros de altura se podría experimentar la gravedad marciana, en "el piso 3 millones", a 9.100 kilómetros de la Tierra, una gravedad igual a la

lunar, y en "el piso 12 millones", se llegaría a la ingravidez total.

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