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ABC Cultural

Orgullo freak

Si usted es de los que gastaba calcetines violeta en clase de gimnasia, aceptaba al radiador de la última fila como animal de compañía, emulaba el diseño polaco (escuela Klimowski) en las clases de pretecnología y recordaba, y aún recuerda, el nombre de TODOS los villanos de Mazinger Zeta, no lo dude: ésta es su película. Más bien, su país. Porque incluso en «La parada de los monstruos» había alguien normal. Aquí no (así no hay peligro de abusones). Todos, absolutamente todos los que pululan por los alrededores de este tal Napoleon Dynamite (dadme un nombre molón, aunque ya lo usase Elvis Costello en el 86, y moveré el mundo) son de una raza de perros verdes que parecería en extinción si no fuera por ese vecino que nos mira oblicuamente en el ascensor, ese frutero que jurarías se hace la manicura o aquel compañero de trabajo con un tatuaje en el meñique que reza «Viva la Atari 2600 y Sigue, sigue Sputnik». Así que, en realidad, lo que el novato Jared Hess ensaya aquí es puro neorrealismo. Versión Idaho, pero neorrealismo.

Una Liga de Hombres Estrafalarios tan arraigada en el «llano yanqui» -desde John Waters a Wes Anderson (de «Academia Rushmore» al cielo), desde Beavis a Beck y desde Robert Crumb a Peter Bagge- que daría para una parrafada ensayístico-sociológica que, sinceramente, no nos apetece mucho lanzar. Así de contagioso, glorioso y por momentos irritante es el grado supremo de estupidez (de tú a tú, no por encima del hombro snob estilo Farrelly) que destila este brutal y demencial salto de eje de la comedieta adolescente -aunque del baile de final de curso no nos libramos; eso sí, menudo bailecito- donde Sartre es un chaval de afro pelirrojo con un hermano «Perdulí» (resucitemos «Mamá es boba») adicto a los chat poético-festivos, un tío anclado en el 82 (colosal Jon Gries) y una amiga fan de las fotos con efecto ingrávido setentero. Celebremos tal ceremonia del encefalograma plano con quedo entusiasmo pero con reservas. Cuidado con esta gente.

Parece que vegetan. En realidad, maquinan.

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