Feliz Navidad
En medio del trepidante ritmo de las grandes ciudades, hecho de ocupaciones, prisas y sobre todo de mucho ruido, es difícil pararse a pensar. Dicen que el silencio es el sonido más sencillo y dulce que Dios ha inventado para encontrarse con el hombre. En él adivinamos algo de nuestra trascendencia y la verdad sobre nosotros mismos. Ahora que se acerca la Navidad, es un buen momento para reflexionar sobre esta fiesta para evitar degradarla en excusa para el despilfarro. No es éste sentido de este día, sino que hay un hecho que lo convierte en celebrable: Dios deja de vivir en las estrellas y se acerca a nosotros. Algo querrá. La contemplación de cualquiera de los belenes que proliferan por nuestra ciudad puede darnos la clave de cuál ha de ser nuestra relación con Dios. ¿Tal vez el amor?
Eva Nordbeck Ferraz.
Barcelona
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